sábado, 29 de septiembre de 2012

Dios es el que justifica



“No haré caer mi ira sobre ti, porque misericordioso soy yo, dice el Señor, no guardaré para siempre el enojo. Reconoce, pues, tu maldad”

 (Jeremías 3:12-13)
▲ “El que a sí mismo se enaltece será humillado, 
y el que se humilla será enaltecido" –Lc. 18:14-


 En el capítulo 18 del Evangelio de Lucas, el Señor Jesús cuenta una parábola sobre dos hombres que fueron al templo de Jerusalén. El primero, satisfecho de sí mismo, agradecía a Dios por no ser como los demás hombres, quienes -según él- eran ladrones, injustos, adúlteros. El segundo hombre tenía un trabajo que se consideraba despreciable en aquellos tiempos: era recaudador de impuestos para los romanos. Éste temía acercarse ante la presencia de Dios y se golpeaba el pecho, diciendo: “Dios, sé propicio a mí, pecador”. Pero Jesús enseñó a sus discípulos que este hombre volvió a su casa “justificado antes que el otro; porque cualquiera que se enaltece será humillado; y el que se humilla será enaltecido” (v. 14).

viernes, 28 de septiembre de 2012

Él siempre te busca



“Pero id, decid a sus discípulos, y a Pedro, que él va delante de vosotros a Galilea; allí le veréis, como os dijo”

(Marcos 16:7)

▲ ¡A pesar de nuestras debilidades,
el Señor nos ofrece Su perdón y misericordia!


La Palabra de Dios nos enseña que uno de los discípulos que amaba a Jesús y estaba siempre a su lado era un hombre extraordinario; me refiero a Pedro, el pescador de Galilea. Era un poco arrebatado, al punto que una noche sacó una espada y le cortó una oreja al guardia que iba a apresar al Señor. Pero llegó el día siguiente  y todos los discípulos del Maestro se dispersaron. Y una mujer encontró a Pedro en el patio del sumo sacerdote y le dijo: “Tú estabas con Jesús el galileo”, pero él lo negó delante de todos diciendo, “No sé lo que dices”. Y saliendo a la puerta del patio lo vio otra mujer, que lo enfrentó diciéndole “tú estabas con él”, pero Pedro lleno de miedo volvió a negar al Señor por segunda vez, y hasta tres veces antes de que cantara el gallo, como lo había profetizado el Señor Jesús.

jueves, 27 de septiembre de 2012

Vidas de impacto



“Entonces nuestra boca se llenará de risa, y nuestra lengua de alabanza; entonces dirán entre las naciones: Grandes cosas ha hecho el Señor con éstos”

(Salmos 126:2)
▲ Los creyentes que trabajan para el Reino de Dios muestran
una transformación positiva y visible en sus vidas

 Cuando entregamos nuestra vida al Señor Jesús y confiamos en Su poder, tenemos la absoluta seguridad de que grandes cosas sucederán. Y esto es así porque nuestra fe se apoya en la fuerza del Señor y no en nuestras propias fuerzas.  Como cristianos, lo que cuenta para nosotros no es la capacidad que tenemos, ni la competencia que demostramos, ni nuestra voluntad, sino la gracia abundante y el poder incomparable de nuestro Salvador, el Rey de reyes y Señor de señores.

Cuando nuestra vida espiritual es débil y mostramos indiferencia a las cosas de Dios, no somos los destinatarios de las bendiciones celestiales y nos convertimos solamente en “espectadores”. Mientras algunos hermanos comienzan a trabajar en serio para la iglesia y sus frutos pronto se manifiestan, y otros muestran una transformación positiva y visible en sus vidas porque obedecen a Dios, los “espectadores” ven estas cosas como si ellos estuvieran fuera de ellas, sin ningún tipo de participación.

miércoles, 26 de septiembre de 2012

Palabras que transforman



“Hijo mío, guarda mis razones, y atesora contigo mis mandamientos. Guarda mis mandamientos y vivirás, y mi ley como las niñas de tus ojos. Lígalos a tus dedos; escríbelos en la tabla de tu corazón”

(Proverbios 7:1-3, Biblia NVI)

▲ El propósito de la lectura bíblica es desarrollar
la obediencia a la voluntad de Dios para nuestra vida


Uno de los principales objetivos de la Escritura es la transformación de nuestro ser, lo cual no será posible mientras nuestras biblias reposen en un estante, con sus tapas llenas de polvo. Es necesario que todos los días tengamos un encuentro con el Señor en Su Palabra y que la estudiemos diligentemente.

En el pueblo cristiano nunca se dejará de resaltar la importancia de estudiar y entender la Biblia. La lectura y comprensión de las Escrituras deben convertirse en una disciplina que debemos mantener toda nuestra vida; cada cristiano, en realidad, debiera aspirar a convertirse en un “experto” de la Palabra. Y no sólo por el conocimiento y la sabiduría que ésta encierra, sino además para conocer todas las bendiciones que están disponibles para nosotros.

Al leer o estudiar la Palabra, encontraremos versículos claves que tendrán un impacto especial en nuestras vidas. Entonces debemos memorizar estas porciones de las Escrituras para que nos recuerden constantemente lo que hemos aprendido y cómo debemos vivir. La aplicación práctica de la Palabra de Dios es clave si queremos ver en nuestra vida el fruto abundante de nuestra lectura y estudio de la Biblia. Para no entrar en mucho detalle, te propongo este sencillo plan de estudio bíblico:

martes, 25 de septiembre de 2012

Abriéndose paso en la tempestad



“Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús. Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo;  y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame! Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?”

(Mateo 14:29-31)

▲¡Pese a cualquier obstáculo, sigue caminando hacia el Señor!

 Frente a las fuertes tempestades que a veces trae la vida, muchas veces nos ha ocurrido el sentirnos indefensos y vulnerables. Nuestra naturaleza humana emerge y nos hace sentir imposibilitados y temerosos ante un presente de sufrimiento o ante un futuro poco alentador. Pero el creyente siempre tendrá a mano la posibilidad de clamar por la ayuda divina.

Los pasajes de Mateo que leímos nos dicen que el Señor invitó a Pedro a caminar sobre las aguas. Luego la Biblia narra que Pedro bajó de la barca y caminó sobre el agua hacia donde estaba Jesús. ¿Cuántos cristianos, en momentos tremendos de fe, han caminado sobre las aguas? ¿Cuántos no han dado pasos que jamás se hubieran imaginado, pero que lo hicieron por la seguridad de que el Señor estaba con ellos, animándolos a caminar hacia El? Puede que en este mismo momento estés caminando sobre aguas difíciles, pero aunque tus rodillas se mojan y las aguas parecen rodearte, ten presente que hasta este instante no te has hundido.

lunes, 24 de septiembre de 2012

Sustento de Dios



“Esforzaos todos vosotros los que esperáis en Jehová, y tome aliento vuestro corazón”

 (Salmo 31:24)

▲ En los momentos de aflicción, los creyentes
pueden buscar el amparo de la presencia de Dios.


El salmo de hoy nos impulsa a tener ánimo y valor en los momentos de adversidad. En el pasaje citado David nos está enseñando a esperar  en Dios y a no desfallecer, y a infundir ánimo en nuestros corazones.  Y no es una expectativa ciega la que llena el alma del que espera en el Señor, sino una esperanza firme que sólo la puede dar el sustento de Dios por medio de la fe.

El Salmo 31, casi en su totalidad, es una oración profundamente personal de David que expresa angustia y lamento a causa de los enemigos que acechaban contra su vida (vv. 4,8),  la enfermedad (vv. 9-10) y el abandono de los amigos (vv.11-13). Pero también revela que en los momentos de profunda aflicción, los creyentes pueden esconderse al amparo de la presencia de Dios (v. 20).

domingo, 23 de septiembre de 2012

Combatir el conformismo



"No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta"
(Romanos 12: 2)


Dios tiene disponible una vida plena y abundante
si te decides a dejar el conformismo.


 Cuando una persona permite que Dios moldee su entendimiento, comenzará a adquirir una nueva visión de la vida que lo llevará a la acción en todas las áreas en las que deba moverse. Esta es la vida abundante de la que habló el Señor Jesús en Juan 10:10: Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”. Pero cabe la pregunta: ¿qué abundancia puedo tener si no modifico mis modelos de pensamiento conforme a la fe, la esperanza y el amor que Cristo hace disponibles a través de Sus enseñanzas? Si examináramos con honestidad este planteo, veríamos que el tema merece toda nuestra atención por su profundidad y vital importancia para nuestra vida.

El conformismo consiste en aceptar fácilmente cualquier circunstancia, de manera pasiva y resignada, sin efectuar un esfuerzo para cambiarla para bien. Esta actitud de resignación pasiva es muy contagiosa, debido principalmente a que vivimos en un mundo en el que la mayoría de las personas se adapta con facilidad a lo que tiene a mano: si su situación es cómoda, se sumergen en una burbuja de conformismo y de ocio; y si les toca pasar por momentos difíciles, les cuesta tener una visión de fe y de esperanza de que sus vidas podrán cambiar. ¡Tal es la forma en que funciona una mente sin Cristo!

sábado, 22 de septiembre de 2012

Las buenas obras



“No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca”
 (San Juan 15:16)

 
Fuimos llamados por el Señor para llevar fruto
abundante en buenas obras.


Esta frase que leemos hoy en el Evangelio de Juan, “YO TE ELEGÍ”, es una afirmación poderosa que nos tendría que hacer descansar y confiar en el Señor, que nos eligió “para llevar fruto”. Como cristianos, es bueno reflexionar que si estamos donde estamos no es porque nosotros quisimos, porque lo teníamos planeado o porque éramos tan buenos que lo merecíamos. La Palabra en cambio nos afirma que si formamos hoy parte del pueblo de Dios fue porque Él nos eligió. Cuando Dios nos afirma: “Yo os elegí”, nos está diciendo que no tenemos que dudar, ni sentir temor, ni sentirnos incapaces, ni sentirnos indignos a la hora de trabajar para Su obra. Y que debemos rechazar todo cuestionamiento que nos quiera hacer dudar del llamado que El nos ha hecho.

Estimado lector, quizás tú vienes trabajando hace tiempo para la obra del Reino, y tal vez estás pasando por un período de aridez espiritual, quizás sientes que tu fe ha disminuido y que se ha apagado un poco el fuego que ardía en tu corazón… quizás estás dudando de tu llamado y has pensado en bajar los brazos. Pero es en esta hora donde Dios afirma en su Palabra: “YO TE ELEGÍ”, “YO TE PUSE PARA QUE DES FRUTO, y para que “TU FRUTO PERMANEZCA”.

viernes, 21 de septiembre de 2012

Corazón piadoso

“Había en Cesarea un hombre llamado Cornelio, centurión de la compañía llamada la Italiana, piadoso y temeroso de Dios con toda su casa, y que hacía muchas limosnas al pueblo, y oraba a Dios siempre”

▲ Dios no hace distinción de clase o condición humana,
como ocurrió con la familia de Cornelio.

 (Hechos 10:1-2) 

En el pasaje de hoy se describe a la primera familia no israelita que se convirtió al cristianismo, un auténtico ejemplo de familia cristiana, cuya cabeza era un soldado romano llamado Cornelio. El era militar de profesión, con el grado de centurión, que era como un comandante que tenía a su mando unos cien soldados. Narra la Biblia que Cornelio era piadoso y temeroso de Dios, y que con toda su casa ayudaba al pueblo judío y oraba a Dios siempre.

jueves, 20 de septiembre de 2012

Evidencia incuestionable

“Dice el necio en su corazón: ‘No hay Dios’” 
(Salmo 14:1) 

El poder del Evangelio se hace visible
en millones de vidas transformadas


Se cuenta que cierta vez un conocido ateo desafió a un pastor evangélico de un barrio pobre de Londres a un debate sobre la veracidad del Evangelio. El pastor aceptó el desafío con la condición de que cada uno de ellos se presentara en el debate con alguna persona (hombre o mujer) que hubiera sido rescatada o restaurada con relación a su estado anterior, por la enseñanza de cualquiera de las posturas enfrentadas, es decir el cristianismo y el ateismo. Y el pastor agregó: “Yo llevaré cien de esos hombres y mujeres, y usted puede llevar la misma cantidad; y si no puede, lleve cincuenta, y si no puede llevar cincuenta, lleve veinte. Si no puede llevar veinte, quedaré satisfecho con diez. Y de última, le desafío a llevar sólo a una persona”. El ateo, incapaz de cumplir con la condición, renunció al debate.

miércoles, 19 de septiembre de 2012

Palabras de verdad eterna



“El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras jamás pasarán”

(Mateo 24:35, Biblia NVI)

La Palabra es veraz y permanece para siempre


Al revelar la verdad por medio de las Escrituras, el Señor busca que el hombre sea capaz de elevarse a nuevas alturas y conocer el gozo de su Salvación. Nunca dudes de la veracidad de la Palabra. No te olvides que fiel y verdadero es Aquel que nos la envió por medio de su Santo Espíritu, para dar testimonio de verdad y salvación eternas.

Existen muchas razones por las que se debe confiar plenamente en la Palabra, pero tal vez la más importante es la que el mismo Dios nos ha revelado: “Profeta les levantaré … y pondré mis palabras en su boca” (Deuteronomio 18:18). Como vemos, es Dios mismo quien imprime su sello de autoría y decide en su suprema voluntad comunicarse con el hombre caído por el pecado, para acercarle luego su gran salvación encarnada en la persona de su Hijo amado y en su sacrificio incomparable.

martes, 18 de septiembre de 2012

Todo lo puedes en Cristo



“(…) despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad”

(Efesios 4:22-24)


▲ En Cristo encontrarás el poder para romper
todas las cadenas



“Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”

(Filipenses 4:13)

A veces la victoria sobre el pecado se gana en un momento de determinación; otras veces, lleva más tiempo y perseverancia. Muchas personas redimidas por Cristo han ganado de manera contundente la victoria sobre las drogas y otros vicios dañinos. Pero otros han luchado por meses y hasta años, antes de conquistar el hábito, y algunos, aunque resulte triste decirlo, continúan día a día con una lucha que parece interminable.

Puede ocurrir que estas últimas personas no conozcan del todo cómo deben hacer para librarse del lazo que las oprime; pero ¿podría ser también que no estén decididas a  abandonar un pecado que prefieren acariciar de tanto en tanto? Y si el caso es que no están del todo seguras, deben orar como lo hizo David: “Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno”(Salmos 139:23-24).

lunes, 17 de septiembre de 2012

Fortaleza diaria

 “Y será aquel varón como escondedero contra el viento, y como refugio contra el turbión; como arroyos de aguas en tierra de sequedad, como sombra de gran peñasco en  tierra calurosa
 (Isaías 32:2)

▲ El río de Dios renueva nuestro ser, trayendo nuevas
fuerzas 
para afrontar los momentos
de sequedad espiritual.


El profeta Isaías nos enseña en la Palabra de hoy que la compasión del Señor es grande y que nos renueva con sus fuerzas todos los días. Bueno es saber que el Señor nos da la fuerza cada día para salir adelante. Con la energía que Dios nos provee tenemos todos los días ganas de vivir, porque el Señor es el que crea en nosotros el buen ánimo y nos muestra todo en una luz diferente de esperanza.

Hay algunos días en que pareciera que toda nuestra fortaleza se desmorona, que los problemas diarios van ganando terreno y que finalmente la desesperanza nos derrotará. Es verdad lo que declara la Palabra en cuanto a que cada día trae su carga de dificultad; pero también es cierto que cada día el Señor nos renueva la fortaleza interior para poder seguir adelante.

domingo, 16 de septiembre de 2012

Renueva tus sueños

“Cuando Jehová hiciere volver la cautividad de Sión, seremos como los que sueñan


(Salmo 126:1)


▲ ¡Retoma tus ilusiones de la mano del Señor!

Basándonos en la Palabra de hoy, me gustaría que reflexiones sobre esto: cuando somos realmente libres de la opresión del pecado, entonces podemos volver a poner en marcha nuestros sueños.

La alabanza contenida en el Salmo 126 es un cántico de agradecimiento profundo al Señor luego del regreso del pueblo elegido de su cautividad en Babilonia, que duró setenta años. En nuestra vida individual, debemos reflejar esta enseñanza del retorno de un cautiverio en un constante agradecimiento hacia Dios, no olvidándonos de cómo nos libró de la cautividad y la tiranía del pecado. El pasaje nos enseña también que las liberaciones de Dios a favor de su iglesia son para que nos gocemos en ellas: ¿y cómo no valorar la redención que Dios obró en nosotros, rescatándolos del poder de la maldad y del dominio del enemigo?

sábado, 15 de septiembre de 2012

Señor de toda misericordia

“Entonces, tomando la mano del ciego, le sacó fuera de la aldea y escupiendo en sus ojos, le puso la mano encima y le preguntó si veía algo”
(Marcos 8:23)

▲ El Señor Jesús tiene gran compasión
por las necesidades y el sufrimiento de la humanidad.


En este conocido pasaje observamos que un hombre privado de la vista vivía en una ciudad llamada Betsaida. Lo primero que hizo el Señor fue sacarlo de la aldea; y lo hizo por una razón.  Jesús prefirió que este hombre saliera de entre su gente para tener un trato personal con él. Hay veces en que el Señor busca tener un trato personal contigo, y es muy importante también que tú puedas conocerlo a Él.

Lo segundo que hizo el Señor al escupirle los ojos fue estimularle la fe; Jesús desea que tengamos fe en Él. La Biblia aclara por otra parte que el hombre ciego no recibió el milagro instantáneamente, sino que comenzó viendo a la gente “como si fueran árboles” (vs. 24). Entonces el Señor volvió a ponerle las manos sobre sus ojos y a partir de ese momento el ciego pudo ver, de lejos y claramente, y fue restablecida su vista.

viernes, 14 de septiembre de 2012

Seguros en las promesas de la Palabra

“En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor”
 (1ª Juan 4:18)
▲ Para anular el temor, debemos tener conciencia
del amor que Dios tiene para con nosotros.


El temor no debería formar parte de una vida normal y aceptable. Y considerándolo desde una perspectiva cristiana, el temor se convierte prácticamente en una fe falsa o inexistente. Sentir temor es como tener fe en lo que hará el adversario, en lugar de tener fe en Dios y su Palabra. El temor no es un sentimiento, es una fuerza; y seguramente ya habremos comprobado que esa fuerza anula o paraliza nuestra capacidad de analizar las cosas de manera positiva. “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio”, dice la Palabra en 2ª Timoteo 1:7; de allí se deduce que el temor no es un espíritu que provenga de Dios. Por el contrario: el Amor que proviene del Padre, como lo expresa el versículo de hoy, “echa fuera el temor”.

jueves, 13 de septiembre de 2012

Ministrando a los oprimidos

«No acabará de romper la caña quebrada ni apagará la mecha que apenas arde, hasta que haga triunfar la justicia»
(Mateo 12:20)

▲ Los rechazados por el mundo son abrazados
por el Señor en su infinito Amor.


En el versículo que leemos, Mateo cita la profecía de Isaías 42:1-4, en la que se nos revela que el Mesías, por el Espíritu de Dios, ministraría con humildad a los débiles y rechazados. En la profecía de Isaías se representa a un siervo líder que tendría poder para sanar, pero que no iba a usar ese poder para obtener un reconocimiento público de su persona. Y esas características se cumplieron en el Señor Jesús, que eligió proclamar la llegada del Reino de Dios de una manera constante pero silenciosa. En Mateo 12:16, por ejemplo, Jesús les pidió a los que sanaba que no dijeran a otros quién era El; esta es una prueba de su humildad y de su intención de restaurar a los más vulnerables, rechazando cualquier clase de reconocimiento personal.

miércoles, 12 de septiembre de 2012

¡Que el Señor sea tu guía!


"Y el ángel de Jehová se le apareció, y le dijo: Jehová está contigo, varón esforzado y valiente"
(Jueces 6:12)

Gedeón avanzó valiente y decididamente
en el plan que Dios había trazado para su vida.
Quien conoce en detalle la historia de Gedeón, que se narra en el Libro de Jueces, Capítulos 6 al 8, admitirá que a al comienzo le faltó fe, pero este varón elegido por Dios estaba dispuesto a aprender a confiar en el Señor.Gedeón logró grandes hazañas para Dios después de oír y responder de manera positiva a su llamado. La predisposición de su espíritu para aprender las enseñanzas divinas creó el sendero de un futuro mejor para el pueblo israelita. Recordemos, sin embargo, que inicialmente cuestionó su llamamiento. Todo lo que necesitaba era prueba y confirmación (lee Jueces 6:17; 6:36-40).Pero una vez convencido, avanzó valiente y decididamente en el plan que Dios había trazado para su misión en la vida. A Gedeón incluso se le menciona en Hebreos 11.32 como un líder que continuó siendo fácil de enseñar por Dios, creció en fe y sometió a sus enemigos; en su debilidad fue hecho fuerte, y fue valiente en la batalla.

martes, 11 de septiembre de 2012

Todo tiene un propósito


 
▲ Las situaciones extremas revelan
de qué material estamos hechos.
“¿Por qué te abates, oh alma mía, y te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, salvación mía y Dios mío”
 (Salmos 42:4)


Debemos admitir que resulta muy fácil vivir el cristianismo cuando no hay problemas y todo marcha bien. Es muy fácil ser agradecidos con Dios cuando todo lo que recibimos de El son bendiciones, salud y paz interior. Pero la realidad de lo que somos se manifiesta tan pronto como comienzan a presentarse los problemas.

Lo que ocurre es que los seres humanos tendemos a ver el sufrimiento como algo negativo, algo ilógico e indeseable. Pero Dios, por su lado, en su inmensa sabiduría, ve en el sufrimiento una manera de recibir bendiciones y beneficios. Y si Dios puede usar las situaciones de desgracia en nuestro favor, en lugar de sentir desamparo o temor debiéramos tratar de asimilarlas y madurar espiritualmente por medio de ellas.

Debemos tratar de comprender que Dios tiene un propósito para todo lo que El hace. Y el permitir que los cristianos pasemos por pruebas de adversidad entra en esta consideración. Este principio podemos verlo reflejado claramente en este pasaje del libro de Ezequiel: “Y os consolarán cuando viereis su camino y sus hechos, y conoceréis que no sin causa hice todo lo que he hecho en ella (Ezequiel 14:23). En otras palabras, Dios nos explica que el padecimiento del pueblo israelita no era producto de la casualidad, sino a causa de su idolatría, y que el sufrimiento que debían padecer tenía como fin el volverlos hacia el Dios verdadero.

lunes, 10 de septiembre de 2012

La fe en acción

“Después de estas cosas y de esta fidelidad, vino Senaquerib rey de los asirios e invadió Judá y acampó contra las ciudades fortificadas, con la intención de conquistarlas”


(2 Crónicas 32:1)

Ezequías dio un ejemplo
de lo que un creyente debe hacer
cuando se siente amenazado.
 
En este día quiero comenzar con esta palabra: cuando un creyente se vuelve al Señor, reconociendo su pecado, se santifica y comienza a servirle, muchas veces el enemigo se levanta y viene contra su vida. Eso le sucedía al pueblo de Israel. Ellos habían caído en pecado, pero por medio del rey Ezequías, se arrepintieron y destruyeron las imágenes de otros dioses y fue cuando decidieron mantenerse fieles al Dios de los Cielos. Sin embargo, en ese tiempo, el rey asirio Senaquerib atacó y saqueó a Judá e impuso a Ezequías que pagara un costoso tributo. Luego vemos que la reacción del rey de Judá ante la invasión asiria fue volverse de todo corazón al Señor.
El relato bíblico que refleja esta historia indica que el rey Senaquerib escribió una carta a Ezequías afirmando que Dios no podría contra él. Al recibir la carta, el rey Ezequías la tomó y la presentó al Señor en oración; este es un ejemplo en el que un acto de fe establece la autoridad espiritual del creyente sobre sus oponentes y mueve el poder sobrenatural de Dios. En otras palabras, la actitud de Ezequías de presentar la carta del enemigo ante el Señor, se convirtió en una expresión de confianza y una manifestación de la fe con que elevó su oración.

domingo, 9 de septiembre de 2012

El Camino hacia la vida eterna

“Volvió, pues, Jesús a decirles:… Yo soy el buen pastor”

 (Juan 10:7, 11)

▲“Mis ovejas oyen mi voz,
 y yo las conozco,
 y me siguen” (Juan 10:27).
En el evangelio de Juan, el Señor Jesús dice siete veces de sí mismo: “Yo soy“. Él es el buen pastor, quien al morir en la cruz dio su vida por las ovejas. <!--[if !vml]--><!--[endif]-->Mediante la obra de la salvación, Él es la Puerta por la que el ser humano debe pasar para ser salvo. Pero esto sólo es posible por medio de la fe en el Señor Jesús como Salvador personal. No debemos perder de vista esta gran verdad y predicarla en cuanta oportunidad se nos presente.

Quien ha confesado con sinceridad que Cristo es el Señor, encontrará toda la ayuda necesaria para proseguir su camino. Él dijo: “Yo soy el pan de vida”, es decir, El es el alimento para el corazón del hombre redimido. También es la luz para que encontremos el camino correcto en este mundo, el cual acabará en la gloria junto al Padre. Ese camino es nuestro Señor Jesús mismo, porque dijo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”. Él es, pues, el camino hacia el Padre, la verdad acerca del Padre y la vida eterna que nos dado por su gracia.
Cuando en el capítulo 15 del Evangelio de Juan el Señor dice: “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos”, se refiere a nuestro testimonio para Él y para Dios en el mundo.

sábado, 8 de septiembre de 2012

Batalla decisiva

“Tú, Señor, me das luz; tú, Dios mío, alumbras mi oscuridad. Con tu ayuda atacaré al enemigo, y sobre el muro de sus ciudades pasaré” 

(Salmos 18: 28, 29, Biblia DHH)

▲ El Señor te dará la confianza necesaria 
para avanzar contra las adversidades
y ponerlas bajo tus pies.
Una  de las infinitas grandezas de la Palabra es que sabe combinar, de manera perfecta, la sabiduría divina con la naturaleza humana. En el rey David, por ejemplo, hallamos profundas palabras de sabiduría inspiradas por el Espíritu de Dios, pero también encontramos muchas veces en su boca expresiones de desesperación, de súplica y de aparente desesperanza, que se transforman en un momento en alabanza y en la manifestación de esa fe sobrenatural que sólo reconoce su fuente en Dios.
En el caso de nuestro devocional, encontramos vigorosas palabras de poder y de confianza en que Dios dará la victoria frente a cualquier enemigo. Debemos recordar que David debió enfrentar durante su reinado varios períodos de guerra contra los pueblos vecinos, e incluso una rebelión en el seno de su propia familia con el levantamiento de su hijo Absalón. Así encontramos que a la amargura y el dolor que le provocaron estas adversidades, David supo equilibrar a su favor el amor de Dios en todas estas instancias, y el Señor le dio la confianza necesaria para avanzar contra el enemigo y ponerlo a sus pies.

viernes, 7 de septiembre de 2012

El Señor no olvida sus pactos

“Conoce,  pues, que Jehová tu Dios es Dios, Dios fiel, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos, hasta mil generaciones”

(Deuteronomio 7:9)

Abraham y su hijo Isaac:
Dios cumplió lo que le había prometido
al patriarca israelita.
A veces la frustración por el paso del tiempo nos hace pensar en un momento que Dios se olvidó lo que hace tiempo nos había prometido. Y es que a veces pensamos que Dios es como nosotros, que somos propensos a olvidarnos de nuestras promesas, a olvidar lo que dijimos en algún momento; pero Dios jamás se olvida de cumplir lo que El prometió. Quizá por allí se dio que pensaste en aquello que un día Dios te prometió, en lo que en su momento era tu gran anhelo, tu gran sueño, pero que con el tiempo fuiste olvidando… y también pensaste que Dios se había olvidado, pero en realidad Dios jamás se olvida de lo que promete.
Al leer la historia de Abraham podemos darnos cuenta que él recibió de parte de Dios una promesa: que su descendencia sería enorme como las estrellas de los cielos, e incontable como las arenas del mar. Pero todo hacía pensar que difícilmente eso ocurriría, pues él era un hombre de avanzada edad y su mujer físicamente no podía engendrar hijos. Sin embargo, Dios jamás olvida lo prometido, y pese a que transcurrieron aproximadamente veinticinco años para que se cumpliera la promesa, Dios cumplió.

jueves, 6 de septiembre de 2012

Las cosas en claro

“Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana”

(Isaías 1:18)

Si mostramos verdadero arrepentimiento, 
Dios quitará de nuestros hombros la carga del pecado.
El profeta Isaías comenzó a profetizar alrededor del año 750 antes de Cristo. Uno de los propósitos de su ministerio fue declarar el desagrado del Señor por los pecados de Judá, de Israel y de las naciones vecinas, al tiempo que se esforzaba por convencer al pueblo elegido de volverse de su desobediencia. Y justamente la cita de hoy tiene que ver con el problema del pecado y la necesidad de mantener las cosas en claro con nuestro Dios, rindiendo ante Su presencia el fruto de un sincero arrepentimiento.
Cuando nos arrepentimos de todo corazón, Dios nos hace saber que nos ha perdonado todas nuestras transgresiones y que no debemos seguir arrastrando la pesada carga de la culpa. Es en ese momento cuando nuestra alma sabe que, aunque deba afrontar las amarguras y dificultades de la vida terrenal, cuando vaya al encuentro de su Creador estará en un estado de paz absoluta, una tranquilidad interior que sólo el perdón de Dios puede ofrecer.
La paz con el Señor nos equipa con la necesaria tranquilidad mental y anímica para emprender todos nuestros esfuerzos diarios; ya no sentiremos que el pasado y sus culpas tienen algún poder sobre nosotros. Pero el perdón de Dios y la calma que nos proporciona tienen un sentido dinámico, es decir que no nos llevan a un estado de pasividad espiritual o a un dejarse estar, ahora que nuestra conciencia ya no nos incomoda. Por el contrario, el Espíritu Santo nos mostrará que debemos poner todos nuestros esfuerzos en procurar que la justicia de Dios siga floreciendo en la tierra, experimentando a cambio el gozo de trabajar para el Reino.

miércoles, 5 de septiembre de 2012

La desobediencia lleva al fracaso espiritual

“Y su padre y su madre le dijeron: ¿No hay mujer entre las hijas de tus hermanos, ni en todo nuestro pueblo, para que vayas tú a tomar mujer de los filisteos incircuncisos? Y Sansón respondió a su padre: Tómame ésta por mujer, porque ella me agrada”
(Jueces 14:2-3)

▲ Sansón pagó un precio muy alto 
por despreciar los mandatos divinos.
El versículo que hoy leemos nos debe llamar fuertemente a la reflexión sobre el daño que podemos acarrearnos por desobedecer el sabio consejo dado por Dios para nuestro bienestar.
Las Escrituras nos relatan la historia de un hombre llamado Sansón, del que hemos escuchado que era un hombre dotado de mucha fuerza y valentía. Aunque cabe aclarar que su gran fuerza física no era mérito suyo, sino que resultaba del Espíritu Santo que venía sobre él. Dios estaba con él y sus enemigos lo sabían y le temían; era un juez que Dios había levantado en Israel, lleno de vigor y de unción. Pero un día comenzó a desviarse de las sabias normas del Señor para su vida, y se encaprichó poniendo sus ojos en una mujer filistea llamada Dalila.
Aunque el Señor lo había bendecido y capacitado con su Espíritu, Sansón cometió errores fatales que lo condujeron al fracaso espiritual y a la muerte física. El no sujetó su vida a la palabra de Dios; mostró falta de interés  y de respeto por los mandamientos divinos, pasando por alto específicamente el mandato de Dios de no unirse en matrimonio con mujeres extranjeras. Como leemos en el pasaje de hoy, él contestó: “Tómame a esta por mujer, porque ella me agrada”, a la recomendación dada por sus padres.

martes, 4 de septiembre de 2012

Gozo renovado


▲ El pueblo de Israel que regresó de la cautividad 
se regocijó en la bondad de Dios y en su Palabra.
“Y toda la congregación que volvió de la cautividad hizo tabernáculos, y en tabernáculos habitó; porque desde los días de Josué hijo de Nun hasta aquel día, no habían hecho así los hijos de Israel. Hubo alegría muy grande, y leyó Esdras el libro de la ley de Dios cada día”

(Nehemías 8:17)

La Palabra de hoy se refiere a una de las fiestas de Israel, en la que se recordaba cómo Dios había sacado de Egipto a su pueblo con mano poderosa.

La Biblia nos relata que Esdras leía el libro de la ley (o sea la palabra de Dios) “todos los días”. El relato indica además que esto producía mucha alegría en el pueblo, en este reencuentro con la palabra de Aquel que los había liberado y protegido en las más grandes adversidades. De ello se deduce que leer la Biblia en nuestros días siempre nos producirá felicidad.

lunes, 3 de septiembre de 2012

Amor fraternal, amor de Dios

Los cristianos somos capaces de experimentar un amor
verdadero hacia los demás, como a su vez
lo recibimos de Cristo.
“Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios. (…) Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor se ha perfeccionado en nosotros”

(1 ª Juan 4:7; 12)

El trato entre los cristianos no se reduce a un vínculo de simple cortesía. Por medio del pasaje de hoy, el apóstol Juan nos enseña que el amor que viene únicamente de Dios nos impulsa a amarnos los unos a los otros.

El ser humano por naturaleza tiende al pecado, y éste (entre otras cosas nocivas) lo aísla de los demás hombres. Lo convierte en una criatura autodeterminada, solitaria, egoísta, que sólo vive para sí. El hombre natural tiende sólo a satisfacer sus necesidades e impulsos, cuyos intereses a lo sumo se extienden a los de su familia o a las personas que constituyen sus afectos. Desconoce totalmente que “el que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor” (Jn. 4:8).

Tengamos en cuenta que en la mente de Dios, un hombre aprobado es aquel que vive para Él y para los demás. Es por esto que el hecho de conocer al Señor nos impulsa necesariamente a amarnos los unos a los otros. Entonces experimentamos una transformación que hace del amor parte de nuestra naturaleza; al recibir el perdón de Dios, el amor llega a ser algo real y se convierte en una cualidad de nuestro carácter.

domingo, 2 de septiembre de 2012

Pide sabiduría


▲ Dondequiera que esté la sabiduría de Dios, hay fruto abundante en buenas obras.
 “Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada”

(Santiago 1:5)

La Carta de Santiago es uno de los escritos que más instruyen del Nuevo Testamento: presenta un admirable resumen de los deberes prácticos que conciernen a todos los creyentes. En ella se encuentran plasmadas las verdades principales del cristianismo, abundando en exhortaciones a la paciencia de la esperanza y la obediencia de la fe y el amor, o como en el caso de nuestro devocional, a la obtención de sabiduría.

La sabiduría es la capacidad espiritual de considerar y evaluar la vida y la conducta desde la perspectiva de Dios, y abarca tomar decisiones correctas y hacer lo debido de acuerdo con la voluntad divina revelada en las Escrituras. En la Palabra de hoy, Santiago comienza hablando de la sabiduría, y en un contexto más amplio se está refiriendo a la manera de superar las pruebas y llegar a la madurez. Es que las pruebas, sin la sabiduría divina, no producen madurez; si se padecen sufrimientos sin sabiduría, no hay madurez. De igual modo, si tenemos conocimiento de la sabiduría de Dios pero no la hemos practicado en una prueba, tampoco habrá crecimiento espiritual. ¿Pero, en qué consiste esa sabiduría? Es la capacidad de ver las cosas como las ve Dios, es decir, contemplar las cosas como son en vez de cómo se muestran o cómo parecen, y la habilidad de escoger la mejor opción en cada situación. Es, en otras palabras, la capacidad de seguir el camino que nos llevará al bien, a pesar de los engaños del adversario.

sábado, 1 de septiembre de 2012

La paz de Dios


▲ Llevando tus cargas al Señor encontrarás la paz verdadera.
“La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo”

(Juan 14:27)

Un cristiano que haya realmente experimentado en su vida la presencia del Señor, sabe que nada en el mundo se compara con la paz que sólo El puede brindar. Necesitas la paz que sólo Dios (como dice nuestro devocional) te puede dar. Los afanes en los que se debate el mundo moderno, testimonian que ninguno de los modelos de “paz” que se ha inventado para sí el hombre resulta suficiente para aplacar su mente. Jesús dijo: “La paz os dejo, la paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da”• Si te sientes decepcionado y vacío luego de buscar aquí y allá tu tranquilidad interior, y no la encontraste en ninguna forma de meditación o filosofía del mundo, este es el momento de entregar tus cargas a Dios. El Señor Jesús te dice: “Venid a mí los que están cargados y trabajados, que yo los haré descansar” (Mateo 11:28).