martes, 11 de septiembre de 2012

Todo tiene un propósito


 
▲ Las situaciones extremas revelan
de qué material estamos hechos.
“¿Por qué te abates, oh alma mía, y te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, salvación mía y Dios mío”
 (Salmos 42:4)


Debemos admitir que resulta muy fácil vivir el cristianismo cuando no hay problemas y todo marcha bien. Es muy fácil ser agradecidos con Dios cuando todo lo que recibimos de El son bendiciones, salud y paz interior. Pero la realidad de lo que somos se manifiesta tan pronto como comienzan a presentarse los problemas.

Lo que ocurre es que los seres humanos tendemos a ver el sufrimiento como algo negativo, algo ilógico e indeseable. Pero Dios, por su lado, en su inmensa sabiduría, ve en el sufrimiento una manera de recibir bendiciones y beneficios. Y si Dios puede usar las situaciones de desgracia en nuestro favor, en lugar de sentir desamparo o temor debiéramos tratar de asimilarlas y madurar espiritualmente por medio de ellas.

Debemos tratar de comprender que Dios tiene un propósito para todo lo que El hace. Y el permitir que los cristianos pasemos por pruebas de adversidad entra en esta consideración. Este principio podemos verlo reflejado claramente en este pasaje del libro de Ezequiel: “Y os consolarán cuando viereis su camino y sus hechos, y conoceréis que no sin causa hice todo lo que he hecho en ella (Ezequiel 14:23). En otras palabras, Dios nos explica que el padecimiento del pueblo israelita no era producto de la casualidad, sino a causa de su idolatría, y que el sufrimiento que debían padecer tenía como fin el volverlos hacia el Dios verdadero.
Las situaciones extremas por otra parte nos revelan de qué material estamos hechos, y con tu manera reaccionar muestras lo que realmente hay en tu persona. Cuando el creyente que sufre es auténticamente fiel y su amor por el Señor es verdadero, no hay dolor, prueba, aflicción o carga que lo haga reaccionar en contra de Dios. Pero cuando el hombre o la mujer no viven una relación sincera con Dios, el dolor lo revela. Su reacción es siempre negativa; se quejan, reniegan, y se revelan. No ocurre así con el verdadero cristiano, el cual alaba a Dios en medio de la prueba y más le busca. 

Amigo lector, no olvides algo importante: que Jesús está contigo en los momentos de prueba. Él conoce lo que es el sufrimiento y puede entender el nuestro. No sólo lo sabe porque es omnisciente, sino porque El mismo lo sufrió en carne propia. Así que cuando pases por padecimientos nunca olvides que El estará presto a consolarte y sacarte adelante.

 Oración:
Señor, te damos gracias porque sabemos que aun la adversidad ayuda a nuestro bien, puesto que nos hace depender de tu misericordia, reconociendo que somos tu pueblo y tus ovejas, y que al salir de la prueba lo haremos con un espíritu renovado. Amén. 

¡Te bendigo! Pastor Antonio Trejo