“En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor”
(1ª Juan 4:18)
▲ Para anular el temor, debemos tener conciencia del amor que Dios tiene para con nosotros. |
El temor no debería formar parte de una vida normal y aceptable. Y considerándolo desde una perspectiva cristiana, el temor se convierte prácticamente en una fe falsa o inexistente. Sentir temor es como tener fe en lo que hará el adversario, en lugar de tener fe en Dios y su Palabra. El temor no es un sentimiento, es una fuerza; y seguramente ya habremos comprobado que esa fuerza anula o paraliza nuestra capacidad de analizar las cosas de manera positiva. “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio”, dice la Palabra en 2ª Timoteo 1:7; de allí se deduce que el temor no es un espíritu que provenga de Dios. Por el contrario: el Amor que proviene del Padre, como lo expresa el versículo de hoy, “echa fuera el temor”.
El solo hecho de vivir en constante temor es un mal presagio, porque de la misma manera en que la fe nos conecta con las promesas de Dios, el temor nos conecta con las cosas que tememos. Este principio se ve claramente en el libro de Job: “Porque el temor que me espantaba me ha venido, y me ha acontecido lo que yo temía” (Job 3:25). Cuando nos dejamos quitar la esperanza y comienza a ganar terreno el temor, nos ponemos en posición de recibir aquellas mismas cosas que tememos. Al analizar cómo impacta el temor en nuestras vidas, es importante tener en cuenta que las palabras que escuchamos todos los días tienen un poder creativo o destructivo en nuestro ser. Las palabras tienen una carga espiritual que pueden producir tanto fe como temor. Las palabras de fe son alentadoras, llenas de esperanza y están en acuerdo con la Palabra de Dios; en oposición, las palabras de temor están llenas de duda, de incredulidad, de miedo y desesperación. Estas últimas van en contra de lo que Dios declara en Su Palabra, y anularán las cosas buenas que Él ha preparado para tu vida.
Hay una manera de eliminar el temor que bloquea nuestras bendiciones: la clave es andar en el amor de Dios y permitir que Su amor se desarrolle en nuestras vidas. Consideremos nuevamente el versículo de hoy: "En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en si castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor". Cada vez que andamos en amor hacia otros (lee 1ª. Corintios, cap. 13), y mantenemos una conciencia del amor que Dios tiene para con nosotros, nos volvemos capaces de eliminar el temor. Y cuando lo hacemos, podemos creer con toda seguridad en las promesas de Dios sin que nada nos anule. El amor de Dios que opera en nosotros, sostendrá nuestra fe y nos pondrá en posición de recibir las bendiciones del cielo: sanidad, liberación, seguridad, provisión y prosperidad económica.
Oración:
Señor Jesús, hoy nos has enseñado por medio de tu Palabra que Tu amor nos ha liberado del dominio que el temor ejercía en nuestras vidas, y que ya no seremos gobernados por él, puesto que no proviene de Ti. Con Tu poder, nos levantaremos cada mañana sabiendo que ya no estamos sujetos al temor, sino que seremos perfeccionados día a día en tu Amor sin límites. Lo confesamos en tu Nombre, Jesús, Amén.
¡Te bendigo! Pastor Antonio Trejo