“Y será aquel varón como escondedero contra el viento, y como refugio contra el turbión; como arroyos de aguas en tierra de sequedad, como sombra de gran peñasco en tierra calurosa”
(Isaías 32:2)
▲ El río de Dios renueva nuestro ser, trayendo nuevas fuerzas para afrontar los momentos de sequedad espiritual. |
El profeta Isaías nos enseña en la Palabra de hoy que la compasión del Señor es grande y que nos renueva con sus fuerzas todos los días. Bueno es saber que el Señor nos da la fuerza cada día para salir adelante. Con la energía que Dios nos provee tenemos todos los días ganas de vivir, porque el Señor es el que crea en nosotros el buen ánimo y nos muestra todo en una luz diferente de esperanza.
Hay algunos días en que pareciera que toda nuestra fortaleza se desmorona, que los problemas diarios van ganando terreno y que finalmente la desesperanza nos derrotará. Es verdad lo que declara la Palabra en cuanto a que cada día trae su carga de dificultad; pero también es cierto que cada día el Señor nos renueva la fortaleza interior para poder seguir adelante.
La consolación y la gracia del Espíritu Santo para el creyente son como ríos de agua en tierra de desiertos; son como la copa de un inmenso árbol cuya sombra refrescante da alivio al espíritu cansado. En Él encontramos la verdad, el amor y el poder que se necesitan para dar un testimonio auténtico de vida cristiana. Su amor es lo único que puede protegernos y renovarnos cada día y ante cada prueba que debamos enfrentar.
En esos días en que debes pasar por momentos difíciles (en el trabajo, en la escuela, en el hogar), recuerda que hay Alguien en quien puedes apoyarte, y tomado de Su mano poderosa saldrás adelante, sin importar cuán difícil sea el momento que estés viviendo. Hoy te aliento a que no bajes los brazos y a que confíes cada día en la oportuna ayuda del Cielo.
Oración:
Señor Jesús, en este día venimos nuevamente ante Ti para renovar las fuerzas en tu poder y amor, de modo que podamos enfrentar todas las dificultades del día presente y salir victoriosos. Amén.
¡Te bendigo! Pastor Antonio Trejo