“Hijo mío, guarda mis razones, y atesora contigo mis mandamientos. Guarda mis mandamientos y vivirás, y mi ley como las niñas de tus ojos. Lígalos a tus dedos; escríbelos en la tabla de tu corazón”
(Proverbios 7:1-3, Biblia NVI)
▲ El propósito de la lectura bíblica es desarrollar
la obediencia a la voluntad de Dios para nuestra vida
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Uno de los principales objetivos de la Escritura es la transformación de
nuestro ser, lo cual no será posible mientras nuestras biblias reposen en un
estante, con sus tapas llenas de polvo. Es necesario que todos los días
tengamos un encuentro con el Señor en Su Palabra y que la estudiemos
diligentemente.
En el pueblo cristiano nunca se dejará de resaltar la importancia de
estudiar y entender la Biblia. La lectura y comprensión de las Escrituras deben
convertirse en una disciplina que debemos mantener toda nuestra vida; cada
cristiano, en realidad, debiera aspirar a convertirse en un “experto” de la
Palabra. Y no sólo por el conocimiento y la sabiduría que ésta encierra, sino
además para conocer todas las bendiciones que están disponibles para nosotros.
Al leer o estudiar la Palabra, encontraremos versículos claves que tendrán
un impacto especial en nuestras vidas. Entonces debemos memorizar estas
porciones de las Escrituras para que nos recuerden constantemente lo que hemos
aprendido y cómo debemos vivir. La aplicación práctica de la Palabra de Dios es
clave si queremos ver en nuestra vida el fruto abundante de nuestra lectura y
estudio de la Biblia. Para no entrar en mucho detalle, te propongo este
sencillo plan de estudio bíblico:
1- Leer las Escrituras:
ningún libro se estudia ni se entiende sin leerlo al menos una vez. Y en el
caso de la Biblia, nuestro objetivo debiera ser su lectura desde Génesis hasta
Apocalipsis. Esto se logra siguiendo una guía anual de lectura bíblica o con la
disciplina de leer la Palabra todos los días.
2- Estudiar las Escrituras:
no te conformes con sólo leerla; la Palabra de Dios encierra muchas bendiciones
que no podrán operar en tu vida al menos que las conozcas. Generaciones tras
generaciones de cristianos dan testimonio de la eficacia de las enseñanzas
bíblicas en sus vidas; y tú no pierdas la posibilidad de recibir también los
beneficios que ellas brindan.
3- Memorizar las Escrituras: comienza
con pequeñas porciones de la Palabra. Memoriza los versículos que te interesan
o que te pueden ayudar en tu crecimiento espiritual; por ejemplo, si eres
impaciente, memoriza versículos que hablen sobre las virtudes y la bendición de
la paciencia. Memoriza versículos que traten un tema específico y revisa
periódicamente lo que hayas memorizado para afirmarlo en tu mente.
4- Meditar sobre lo
que has leído: esto significa concentrar toda tu mente en la verdad de
la Escritura, de modo que mejores tu comprensión de ésta y la apliques en tu
vida. Luego de la lectura, la meditación te ayudará no sólo a memorizar el
texto, sino que también podrás reflexionar sobre la aplicación que puedes darle
en una situación particular. En este sentido te ayudará mucho el orar por la asistencia
del Espíritu Santo para que te haga saber Sus propósitos para con tu persona.
5- Obedece a la Palabra: debes
tener presente que tu lectura, estudio, memorización y meditación de las
Escrituras tiene un solo propósito principal: la obediencia. El
objetivo de todo creyente no es simplemente conocer o entender, sino
transformar su carácter a través de la obediencia a la Palabra de Dios. La
aplicación personal de lo que hemos aprendido de la Biblia requiere, en primer
lugar, nuestra sumisión y obediencia a ella.
El tópico del estudio bíblico es mucho más amplio de lo que refleja
el presente devocional, pero lo expuesto te servirá como una breve guía para
comenzar, si no eres todavía un asiduo lector de las Escrituras. En ese
caso, te animo a que pongas en
práctica cuanto antes lo que has leído, porque deseo que seas bendecido y
prosperado como el hijo de Dios que eres, como muchos creyentes a lo largo del
mundo y de la historia lo han comprobado en sus vidas.
Oración:
Hoy nos proponemos con toda diligencia profundizar en la Palabra de Dios,
para descubrir la verdad eterna de Su voluntad para con nosotros, para
comprender su importancia y para aplicarla a nuestro diario vivir. En tu nombre
Señor Jesús, amén.
¡Que el Señor te bendiga abundamente! Pastor Antonio Trejo