miércoles, 6 de febrero de 2013

El autor de nuestra salvación


“Como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”
(Juan 3:14-15)
Sólo quienes aceptan a Cristo hallan la paz con Dios, y son restaurados
como aquellos que miraban la serpiente de bronce

Los israelitas liberados de la esclavitud de Egipto atravesaban el desierto de la península del Sinaí. Aunque estaban protegidos de los peligros que los asechaban y eran alimentados con el maná, a menudo se quejaban de Dios. Por eso, como castigo, Dios les envió unas serpientes cuya mordedura era mortal (lee Números 21:4-9).

Entonces el pueblo reconoció su ingratitud y pidió a Moisés: “Ruega al Señor que quite de nosotros estas serpientes”. Moisés oró, pero Dios no quitó las serpientes. Sin embargo, Dios deseaba salvar a su pueblo de esa plaga, pero era necesario que cada israelita tuviera fe. Entonces dijo a Moisés: Hazte una serpiente ardiente, y ponla sobre una asta; y cualquiera que fuere mordido y mirare a ella, vivirá” (v. 8). 
 
Es posible que algunos israelitas se quejaran, pensando que les estaban haciendo creer que al mirar un pedazo de bronce fijo en un asta iban a curarse. Se habrán planteado que si Dios quería salvarlos, todo lo que tenía que hacer era eliminar las serpientes. Sin embargo, la Palabra declara que “cuando alguna serpiente mordía a alguno, miraba a la serpiente de bronce, y vivía” (v. 9).

Muchos siglos más tarde, Dios nos dio el remedio universal para la salvación: la muerte de su hijo Jesucristo en la cruz, para la salvación de los que creen. Y como seguramente ocurrió con los antiguos israelitas, algunos hoy en día cuestionan el valor de este medio para ser perdonado, pero sólo quienes lo aceptan hallan la paz con Dios. Y son sanados y restaurados como aquellos que miraban a la serpiente de bronce. Dios es soberano y responde a su manera. Por eso tú sólo tienes que creerle y aceptar el sacrificio de su Hijo.

Oración

Padre amado, hoy oramos para que cada vez sean más los que acepten la única fe que salva, con un corazón humilde que acepta la verdad de tu Palabra y mira a Jesús, el autor de nuestra salvación. Amén.


¡Te bendigo! Pastor Antonio Trejo