domingo, 24 de febrero de 2013

La verdad te libera


“Si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres” 
(Juan 8:36) 
Los que han abierto su corazón al Señor Jesús han
sido liberados del poder del pecado y de la inmoralidad

 La palabra “libertad” se ha convertido en un concepto clave en el mundo moderno. Para muchos, es sinónimo de todos los derechos que podemos ejercer a nuestro favor; para otros, es la independencia de cualquier código de valores, llámense morales, culturales o sociales. Pero para el cristiano, lo que Dios dice acerca de la libertad, siempre será lo más importante.

Como ya dijimos, muchas personas sostienen que ser libres es liberarse de todo tipo de prejuicio y de reglas morales que consideran pasadas de moda. Pero en el fondo de todo el asunto, estas piensan que ser libres es hacer lo que les agrada de manera egoísta, sin preocuparse por los demás. Pero lo que ellas no saben es que ser dominado por las inclinaciones, impulsos y codicias propias de la naturaleza pecaminosa del hombre, puede ser la peor de las ataduras.

Pero los cristianos sabemos que el mundo que no ha recibido todavía a Cristo es esclavo del pecado, de la impureza y del dominio perjudicial que ejerce la naturaleza no redimida sobre sus vidas. En contraste, los que han abierto su corazón al Señor Jesús han sido liberados del poder del pecado y de la inmoralidad; han sido rescatados para depender de Dios y de Su justicia. El renacimiento espiritual por el Espíritu Santo es lo único que puede dar al hombre un sentido auténtico de libertad, para poder probar los buenos frutos de las buenas obras, aquellas que traen liberación y sanidad tanto para el que las practica como para los que las reciben.

Esta es la libertad que Dios desea que tengamos: la libertad interior. Dios nos libera de la opresión de las pasiones y de los deseos destructivos. Más aún, nos da una nueva vida que no está centrada en uno mismo, sino orientada hacia Dios y hacia los demás. Esta libertad es la que señala hacia la cruz del Calvario, donde Jesús, al morir voluntariamente, rompió todas las cadenas que nos ligaban al mal. Esta liberación es ofrecida a todos aquellos que confían en Jesucristo para recibir el perdón de Dios. Entonces descubrimos que al tener paz con Dios, podemos establecer relaciones verdaderas y amables con aquellos que nos rodean, viviendo una existencia de verdadero gozo y libertad.

Oración: 

Señor Jesús, te damos gracias en esta mañana por ofrecernos el poder liberador de tu salvación, que nos prepara para que podamos llevar una vida en libertad y sin culpa delante de Ti. Amén.


¡Te bendigo! Pastor Antonio Trejo