“He aquí, yo vengo pronto; retén lo que tienes, para que ninguno tome tu corona”
(Apocalipsis 3:11)
“Quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo”
(Juan 17:24)
La
presencia eterna del Señor Jesús será la fuente de una felicidad y de un gozo indescriptibles |
Los
mensajes que nos muestran los versículos de hoy han servido de motivación y
esperanza para los primeros cristianos, y no han perdido vigencia en nuestros
días, en los que el regreso de nuestro Salvador se convierte en una realidad
cada vez más cercana.
El
regreso del Señor Jesucristo es una verdad que nos enseña la Biblia. Y no es
menos importante que esa verdad sea una viva esperanza para cada creyente. El
Señor desea que lo esperemos para verlo y estar para siempre con Él.
Estar
con el que tanto nos amó hasta dar su vida por nosotros, ¿no es un motivo
suficiente para esperarle ardientemente? Por eso debemos estar atentos a todo
lo que pueda empañar ese encuentro único con nuestro Salvador cuando Él
regrese, cuidando que nuestra conducta sea lo más piadosa posible.
Cierta
vez el apóstol Pablo fue arrebatado hasta el tercer cielo, el paraíso. Allí oyó
palabras que nunca habían sido escuchadas, palabras que el lenguaje humano no
puede expresar (2 Corintios 12:2-5). Así comprendemos que la presencia del
Señor Jesús resucitado y glorificado será la fuente de una felicidad y de un
gozo indescriptibles y siempre renovados.
Jesús
mismo desea tener junto a Él a todos los suyos; tanto los que le han creído a
Dios antes de la cruz como los que fuimos rescatados después de su
Resurrección. Él mismo dijo que ascendía al cielo a prepararnos un lugar en el
cual estará junto a nosotros por siempre. ¡Te animo hoy a que esperes en esa
maravillosa promesa!
Oración:
En este día oramos para que
el Señor avive nuestro anhelo por Él, para que esperemos su regreso de una
manera especial que cambiará nuestras vidas. Amén.
¡Te
bendigo! Pastor Antonio Trejo