“Cuando se acercaba a Jerusalén, Jesús vio la ciudad y lloró por ella. Dijo: “¡Cómo quisiera que hoy supieras lo que te puede traer paz!”
(Lucas 19:41, Biblia NVI)
Lo
único que produce paz verdadera es aceptar a Cristo con todo tu corazón y con toda tu alma |
Jesús
sabía que el pueblo y los dirigentes de Israel esperaban a un mesías o enviado
celestial que los pudiera librar de sus opresores terrenales. Es decir que no
esperaban a alguien como Él, y finalmente lo rechazarían como el
verdadero Mesías prometido por Dios. Ante esta situación, antes de entrar en
Jerusalén, Jesús llora compasivamente por el pueblo que pronto sufriría a
causa de ese rechazo.
Cuando
entró en la ciudad, Jesús fue recibido por una multitud estruendosa y al grito
de “Hosanna! Bendito el que viene en nombre del Señor” (Marcos
11:9). Pero la gente pensaba que el Mesías restauraría a Israel como nación y
gobernaría sobre sus enemigos. El pueblo israelita no había logrado comprender
el propósito de la venida de Jesús al mundo. Más tarde esa misma multitud
gritaría “¡crucifícale!” ante Pilato, al ver que el Señor no era el
mesías o dirigente que ellos esperaban (lee Marcos 15:13).
Antes
de continuar quisiera aclarar algo. La palabra “llorar” en
griego significa algo más que derramar lágrimas: indica un lamento, un quejido,
una tristeza del corazón y un grito del alma en agonía. Jesús, como Dios, no
sólo muestra sus sentimientos, sino también el corazón quebrantado de Dios por
el estado de perdición del hombre que se niega a arrepentirse y a aceptar Su
salvación.
El
corazón del Señor se conmueve ante el estado de perdición e indiferencia de la
gente. No se puede esperar menos de un Dios lleno de amor y misericordia. Él
conoce además los peligros y el mal que acechan a los que ignoran el
conocimiento de Dios (lee Proverbios 22:3).
Pero
Dios no sólo siente compasión por el hombre; le tiende Su mano poderosa para
rescatarlo de su estado desesperante. ÉL QUIERE QUE TÚ SÍ PUEDAS VER
LO QUE TE TRAE LA PAZ: aceptarle a Él como único Salvador y Señor. Y hoy
Jesús está a las puertas de tu corazón; por eso te invito a que
consideres estas palabras, examines tu corazón y te sinceres con Dios. !Al
aceptar a Cristo, te aseguro que Dios te cubrirá con una paz que nada ni nadie
te podrá quitar!
Oración:
Señor Jesús, en la
Palabra de hoy vemos reflejado tu corazón, que es rico en perdón y abundante en
misericordia. Confesamos con humildad que necesitamos de Ti y aceptamos
hoy tu Salvación y tu Paz, para vivir días felices en la tierra y
compartir contigo la vida eterna. Amén.
¡Te
bendigo! Pastor Antonio Trejo