“Entonces, tomando la mano del ciego, le sacó fuera de la aldea y escupiendo en sus ojos, le puso la mano encima y le preguntó si veía algo”
(San Marcos 8:23)
El
Señor busca tener un trato personal contigo, y es muy importante que puedas conocerlo a Él |
En
este conocido pasaje observamos que un hombre privado de la vista vivía en una
ciudad llamada Betsaida. Lo primero que hizo el Señor fue sacarlo de la aldea;
y lo hizo por una razón.
Jesús
prefirió que este hombre saliera de su aldea para tener un trato personal con
él. Hay veces en que el Señor busca tener un trato personal contigo, y es muy
importante también que tú puedas conocerlo a Él.
Lo
segundo que hizo el Señor al escupirle los ojos fue estimularle la fe. El Señor
desea que tengamos fe en Él, pero la Biblia aclara que el hombre ciego no
recibió el milagro instantáneamente, sino que primero veía a la gente como si
fueran árboles. Entonces el Señor volvió a ponerle las manos sobre sus ojos y
entonces el ciego pudo ver, de lejos y claramente, y fue restablecida su vista.
El milagro que estamos comentando fue progresivo;
de igual manera, cuando Dios comienza la obra en tu vida, a veces lleva un
tiempo notar los cambios que se operan en tu persona. Pero si bien el milagro
aludido no fue instantáneo sino progresivo, debes saber que cuando Dios
comienza su obra, ésta se perfecciona y culmina, conforme a Su voluntad.
Señor, en este día me has enseñado que lo que Tú comienzas lo terminas. Ahora sé que debo esperar con paciencia, porque el milagro que anhelo va a venir a mi vida.
¡Te
bendigo! Pastor Antonio Trejo.