“He aquí, que yo les traeré sanidad y medicina; y los curaré y les revelaré abundancia de paz y de verdad”
(Jeremías 33:6)
▲ La voluntad de Dios es que tengamos una vida
saludable, en victoria y en bendición
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La paz de
Dios es necesaria en nuestras vidas. No solamente para nuestra
mente y nuestro corazón. Cuando alcanzas la paz que sólo el Señor te provee, notas
que también te trae prosperidad y seguridad, porque a una persona que tiene paz
en su alma, esa paz se traduce en fortaleza espiritual.
En el capítulo
33 del libro de Jeremías se describe la angustia y la debilidad que
Jerusalén se estaba provocando a sí misma a causa del pecado. Pero también
trae el mensaje que los que por fe esperan humildemente en Dios, hallarán que Él
los trata con gracia; como el sol en un día radiante, así será su fuerza.
Considera que
si Dios nos dejara por nuestra cuenta cualquier mañana, seríamos deshechos por
nuestros enemigos, como le ocurrió a Israel cuando se apartó de Él. Por eso
cada mañana debemos encomendarnos al Todopoderoso y seguir adelante en su poder
para hacer la obra del día. Cuando Dios se levanta, se dispersan sus enemigos.
En el pasaje
leído, como en otros tantos de las Escrituras, queda claro que el tiempo de Dios
en favor de su pueblo es cuando fallan todas las demás ayudas. Los que se
rebelan contra los mandamientos de la Palabra no pueden hallar su consuelo en
los momentos de necesidad; pero los que se refugian en el Señor, recibirán la “abundancia de paz y verdad”
que Él promete.
La paz del
Señor te garantiza que andarás sano, fuerte, firme, y
caminarás seguro con una mentalidad próspera. Tendrás
una actitud positiva y tus finanzas crecerán. Hoy te dejo este
mensaje: fortalece
tu espíritu y afírmate en la verdad de Dios, puesto que Su voluntad es que
tengas una vida saludable, en victoria y en bendición.
Jesús dijo: “Mi
paz os dejo y mi paz os doy; no como la da el mundo” (Juan
14:27).
Oración:
Señor, en este nuevo día Tú nos has hablado, declarándonos que la paz que sobrepasa todo entendimiento nos conecta con una vida próspera. Hoy queremos esa paz. ¡Dánosla Señor! En el nombre de Jesús, amén.
¡Te bendigo! Pastor Antonio Trejo