lunes, 3 de diciembre de 2012

¡Afírmate en la paz de Dios!



“He aquí, que yo les traeré sanidad y medicina; y los curaré y les revelaré abundancia de paz y de verdad”

(Jeremías 33:6)
La voluntad de Dios es que tengamos una vida
saludable, en victoria y en bendición

La paz  de Dios es  necesaria en nuestras  vidas. No solamente para nuestra mente y nuestro corazón. Cuando alcanzas la paz que sólo el Señor te provee, notas que también te trae prosperidad y seguridad, porque a una persona que tiene paz en su alma, esa paz se traduce en fortaleza espiritual.
 
En el capítulo 33 del libro de Jeremías se describe la angustia y la debilidad que Jerusalén se estaba provocando a sí misma a causa del pecado. Pero también trae el mensaje que los que por fe esperan humildemente en Dios, hallarán que Él los trata con gracia; como el sol en un día radiante, así será su fuerza.


Considera que si Dios nos dejara por nuestra cuenta cualquier mañana, seríamos deshechos por nuestros enemigos, como le ocurrió a Israel cuando se apartó de Él. Por eso cada mañana debemos encomendarnos al Todopoderoso y seguir adelante en su poder para hacer la obra del día. Cuando Dios se levanta, se dispersan sus enemigos.

En el pasaje leído, como en otros tantos de las Escrituras, queda claro que el tiempo de Dios en favor de su pueblo es cuando fallan todas las demás ayudas. Los que se rebelan contra los mandamientos de la Palabra no pueden hallar su consuelo en los momentos de necesidad; pero los que se refugian en el Señor, recibirán la “abundancia de paz y verdad” que Él promete.

La paz del Señor te garantiza  que andarás  sano, fuerte,  firme, y  caminarás  seguro con  una mentalidad  próspera. Tendrás una  actitud positiva y tus finanzas crecerán. Hoy te dejo este  mensaje: fortalece tu espíritu y afírmate en la verdad de Dios, puesto que Su voluntad es que tengas una vida saludable, en victoria  y en  bendición. Jesús dijo: “Mi  paz os dejo y mi  paz os doy; no como la da  el mundo” (Juan 14:27).  

Oración: 

Señor, en este nuevo día Tú nos has hablado, declarándonos que la paz que sobrepasa todo entendimiento nos conecta con una vida próspera. Hoy queremos esa paz. ¡Dánosla Señor! En el nombre de Jesús, amén.

 ¡Te bendigo! Pastor Antonio Trejo