domingo, 2 de diciembre de 2012

Para alcanzar misericordia



“Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la  presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto”

(Génesis 3:8)
▲ Por medio del sacrificio de Cristo, podemos
acercarnos con confianza a Dios para recibir misericordia

Unas hojas de higuera no pueden ocultar el pecado, pero hoy en día muchas veces seguimos haciendo lo mismo que Adán y Eva: en lugar de reconocer y confesar nuestros pecados, tratamos de buscar el arreglo más rápido.
    
Cuando Adán y Eva vivían en inocencia moral, es decir antes de que pecaran, la desnudez de sus cuerpos no era mala ni producía un sentimiento de vergüenza. Sin embargo, después que pecaron, la conciencia  de la desnudez se asoció con el pecado y con la depravada condición de la humanidad. Luego de la caída, el sentimiento de culpabilidad y la conciencia del pecado hicieron que Adán y Eva huyeran de Dios. Se sintieron asustados y perturbados en Su presencia, sabiendo que eran pecadores y que Dios no aprobaba sus acciones. En esa condición sabían que era imposible acercarse al Señor con confianza.

En su estado pecaminoso, todos los seres humanos son como Adán y Eva y tratamos de evitar al Creador. Sin embargo, lo maravilloso es que Dios ha provisto una manera de limpiar la conciencia culpable, librar del pecado y restaurar la comunión con Él: esa solución se llama Jesucristo. Mediante la redención que Dios proveyó en su Hijo, todos pueden acerarse a Él a fin de recibir su amor, misericordia, gracia y ayuda en tiempos de necesidad.

No obstante, muchas veces elegimos escondernos de Dios cuando cometemos errores; ya no leemos la Biblia, ni oramos,  porque a menudo luchamos con el sentimiento de culpa y tratamos de evitar la responsabilidad personal. Adán culpó a Eva por el grave error que cometieron, pero la culpa no se elimina transfiriéndola a los demás, ya que cada uno es responsable por sus actos. No importan las circunstancias o quiénes estén involucrados; a pesar de los intentos de Adán y Eva de esconder su pecado el Señor vino a ellos. En este día, si el Señor viene a ti, no te culpes por los errores cometidos, sino que confiesa tu pecado y apártate del mal, y alcanzarás misericordia.

Oración: 

Señor, en este día queremos pedirte perdón por todos nuestros pecados. Reconocemos que a veces fallamos, pero en este día nos arrepentimos y nos volvemos a Tí para alcanzar tu misericorda. Amén. 

¡Te bendigo! Pastor Antonio Trejo