“Hermanos, si alguno de entre vosotros se ha extraviado de la verdad, y alguno le hace volver, sepa que el que haga volver al pecador del error de su camino, salvará de muerte un alma, y cubrirá multitud de pecados”
(Santiago 5:19-20)
▲ El
Cielo celebra cada vez que un pecador
se
arrepiente y se vuelve al Señor
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Cuando finalmente recapacitó, el hijo pródigo
decidió regresar a su casa, donde pensaba pedirle trabajo a su padre como
labrador. Ya no se consideraba digno de vivir como hijo. Cuando llegó a la
casa, antes de siquiera poder decirle a su padre que quería volver como
trabajador, éste lo abrazó y dio órdenes para que se hiciera una fiesta para el
hijo. En
vez de encontrarse condenado y desechado por su error, el hijo se encontró en
medio de una celebración. Así es como Dios trata al pecador que se arrepiente y
se vuelve a Él.
Pero también sabemos que hubo uno que no
participó de la fiesta. Era el hijo mayor, que se había quedado en la casa
fielmente trabajando con su padre. Se amargó al ver la fiesta que se estaba
haciendo para su hermano irresponsable, y se quedó afuera. Y hay algunos
creyentes que son como él: cuando ven a algún hermano que se ha alejado de la
iglesia y luego regresa, se sienten un poco enojados por ese alejamiento, y no
aceptan que el hermano regrese como si nada hubiera pasado. No se unen a Dios
en su deseo de que esa persona haya regresado.
Amigo lector, te aseguro que aquellos que no
colaboran con Jesús en su misión de restaurar a los que se alejaron de la fe,
se están perdiendo la fiesta del Padre. Pierden el gozo, se alejan de Dios por
su disconformidad y continuarán amargándose si no se unen a Dios en su
gozo por el regreso de quienes se han alejado de Él. Dios no quiere que
simplemente aceptemos el regreso de los extraviados; quiere que participemos
activamente con Él en su búsqueda. Es una cuestión de madurez espiritual, y yo
te animo hoy a buscarla, para que tu felicidad sea completa.
Oración:
Queremos convertirnos en colaboradores del Señor
en su misión de buscar y salvar las almas. Deseamos poder participar luego
del gran banquete que el Padre tendrá preparado para celebrar el retorno de sus
hijos a la gran familia del Cielo. ¡Propongámonos hoy a entrar con Cristo en el
servicio de rescatar las almas! Amén.