sábado, 26 de enero de 2013

Libertad para elegir


“Si mal os parece seguir a Jehová, escogeos hoy a quien sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová”
(Josué 24:15)
Como cristianos, debemos aprender a usar
sabiamente nuestra capacidad de decisión


 Este consejo del sucesor de Moisés fue dirigido a un pueblo que se estaba volviendo cada vez más idólatra. A pesar de las proezas con que el Señor los había libertado de Egipto, habían introducido dioses extraños, dioses cananeos estaban cautivando de a poco al pueblo de Dios.

Es importante notar que Josué apela a la libertad con que cada uno fue creado, para elegir el bien o elegir el mal, y sufrir las consecuencias de lo uno o lo otro. “Escogeos”, dice él. La libertad, uno de los dones más sagrados que Dios entregó al hombre, estaba llegando a ser una tragedia para el pueblo de Israel porque no estaba eligiendo bien.

En toda la Biblia encontramos repetidas veces que Dios trata de enseñar a su pueblo a usar la libertad. Un padre no puede tener mayor alegría que la de ver que su hijo usa sabiamente el poder de decisión, que sus elecciones le llevan por el camino de la vida.

Por su parte, Dios se deleita con el servicio de sus hijos, pero quiere que éste sea voluntario. Él nos pide que escojamos entre la vida y la muerte, y nos aconseja elegir la vida, pero no interfiere si escogemos lo contrario. Claro que las consecuencias de una u otra elección son muy diferentes.

Muchas veces esa libertad que Dios da puede ser interpretada como “debilidad divina”. Pero Él lo prefiere así. Podría habernos creado como robots programados para obedecer, pero no lo hizo. Podría habernos creado sin la posibilidad de pecar, pero entonces no seríamos libres sino esclavos del bien, y Dios no quiere que seamos esclavos ni siquiera de las cosas buenas, si no hay una libre elección. Esto es contrario a su carácter.

Y uno debiera preguntarse, ¿qué clase de servicio aporto para el Reino? ¿Sirves porque tienes miedo de sufrir las consecuencias de tu desobediencia? ¿Porque tienes miedo de perderte? ¿O porque amas verdaderamente a Dios quieres andar en sus caminos para poder ver una sonrisa de alegría en Su rostro? Créeme si te digo que la última elección es la más sabia.

Oración

Señor Jesús, prepáranos todos los días para dar un servicio cristiano voluntario y de todo corazón, demostrando que elegimos seguirte y amarte con todo nuestro ser. Amén.


¡Te bendigo! Pastor Antonio Trejo