“(Jesús dijo:) De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios”
(Juan 3:3)
▲ Las Escrituras enseñan
que un hijo de Dios es aquel que se
arrepiente de su vida pasada y acepta por fe a
Jesús
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Algunas
personas sostienen que ser cristiano pasa por tener un conocimiento aproximado
de las verdades que enseña el Evangelio, o por recibir el bautismo o ser
seguidores de una enseñanza religiosa. Otros están dispuestos a aceptar la
existencia de Dios, pero actúan como si Él no existiera.
Sin embargo,
ninguna de estas conductas puede tomarse como regla para determinar si estamos
viviendo la vida que el Señor quiere que vivamos. También es verdad que no se
nace cristiano porque los padres sean cristianos, ni se llega a serlo por medio
de estudios teológicos en un seminario o en un instituto bíblico, ni por haber
recibido una instrucción religiosa. Entonces la pregunta es, ¿quién es un
verdadero cristiano?
Las Escrituras
nos dicen que para llegar a ser un “hijo de Dios” es necesario un requisito
fundamental: el “nacer de nuevo”, es decir, arrepentirse y, por la fe, aceptar
a Jesús como Salvador. Debes reconocer que no puedes agradar a Dios porque eres
pecador por naturaleza, y que necesitas ser salvo y tener una relación con
Dios, lo cual sólo podrás lograr si aceptas el sacrificio de su Hijo y confías
en Él.
Poner nuestra fe
en Jesús, creer y confiar en Él, es algo muy distinto de lo que puedan enseñar
las religiones, porque una religión no salva; sólo te salva la fe que tienes
puesta en el sacrificio de la cruz y en la resurrección de Cristo. En este
sentido, la seguridad de tu salvación la dan las mismas Escrituras, cuando
declaran en Juan 1:12: “A todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio
potestad de ser hechos hijos de Dios”. ¡Qué maravilloso es ser
conscientes de cuánto Dios nos ama!
Oración:
En nuestra reflexión de hoy, oramos para que todo
el que oiga de Cristo pueda alcanzar Su promesa de vida eterna, como lo expresa
en Juan 5:24: “El
que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a
condenación, mas ha pasado de muerte a vida”. Amén.
¡Te bendigo! Pastor Antonio Trejo