miércoles, 9 de enero de 2013

Hijos verdaderos



“(Jesús dijo:) De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios”

(Juan 3:3)
▲ Las Escrituras enseñan que un hijo de Dios es aquel que se
arrepiente de su vida pasada y acepta por fe a Jesús

Algunas personas sostienen que ser cristiano pasa por tener un conocimiento aproximado de las verdades que enseña el Evangelio, o por recibir el bautismo o ser seguidores de una enseñanza religiosa. Otros están dispuestos a aceptar la existencia de Dios, pero actúan como si Él no existiera.

Sin embargo, ninguna de estas conductas puede tomarse como regla para determinar si estamos viviendo la vida que el Señor quiere que vivamos. También es verdad que no se nace cristiano porque los padres sean cristianos, ni se llega a serlo por medio de estudios teológicos en un seminario o en un instituto bíblico, ni por haber recibido una instrucción religiosa. Entonces la pregunta es, ¿quién es un verdadero cristiano?

Las Escrituras nos dicen que para llegar a ser un “hijo de Dios” es necesario un requisito fundamental: el “nacer de nuevo”, es decir, arrepentirse y, por la fe, aceptar a Jesús como Salvador. Debes reconocer que no puedes agradar a Dios porque eres pecador por naturaleza, y que necesitas ser salvo y tener una relación con Dios, lo cual sólo podrás lograr si aceptas el sacrificio de su Hijo y confías en Él.

Poner nuestra fe en Jesús, creer y confiar en Él, es algo muy distinto de lo que puedan enseñar las religiones, porque una religión no salva; sólo te salva la fe que tienes puesta en el sacrificio de la cruz y en la resurrección de Cristo. En este sentido, la seguridad de tu salvación la dan las mismas Escrituras, cuando declaran en Juan 1:12: “A todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”. ¡Qué maravilloso es ser conscientes de cuánto Dios nos ama!

Oración: 

En nuestra reflexión de hoy, oramos para que todo el que oiga de Cristo pueda alcanzar Su promesa de vida eterna, como lo expresa en Juan 5:24: “El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida”. Amén.

¡Te bendigo! Pastor Antonio Trejo