lunes, 24 de diciembre de 2012

Luz que desvanece las tinieblas



“A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”
(Juan 1:11-12)
“(…) Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”
(Juan 8:12)
▲ “Aquella luz verdadera, que alumbra a
todo hombre, venía a este mundo (Juan 1:9)

En esta época en la que se celebra el nacimiento de Jesús, es propicio recordar que su llegada a nuestro mundo fue con un solo propósito: la Salvación de la humanidad por medio del perdón de nuestros pecados.
     
La gran mayoría de personas celebran estas épocas de una manera equivocada, debido a que inconscientemente las relacionan con un consumismo que poco tiene que ver con las cosas del espíritu. Muchos utilizan la navidad para malgastar su dinero, otros para satisfacer sus vicios y la mayoría para pasarla en familia en torno a una mesa con bebida y comida. Y aunque podamos decir que esta última situación no es del todo criticable, debemos aclarar que tampoco se ajusta al significado de la navidad.

El fin de la navidad va más allá de una celebración familiar; el significado del nacimiento de Jesús fue y es, que el hombre sea salvo por medio de El, ya que no hay otro mediador entre Dios y los hombres que Jesucristo. La Palabra de Dios nos habla en el versículo que leímos al principio, de cómo Jesús vino a lo suyo, pero los suyos no le recibieron. Jesús vino para salvar a todos aquellos que creyeran en El, pero lamentablemente la gente de aquel tiempo no entendió a conciencia el propósito de Su venida, al igual que ocurre con la gran mayoría hoy en día.

No se trata de decir que las celebraciones familiares para estas épocas estén equivocadas; por el contrario, si sirven para reconciliar a sus miembros y para aprender a valorar al otro, bienvenido sea. De lo que estamos hablando es que no podemos darle más importancia a las actividades festivas que al significado auténtico del nacimiento de nuestro Señor Jesucristo. Así que, amigo lector, te animo a que en este día seamos los primeros en recibirlo como se merece; que nuestra vida sea un pesebre en el que renazca Cristo y nos regale la salvación y vida eterna, para así cumplir el propósito por el cual el Hijo de Dios vino a la tierra.

Oración

Señor Jesús, en este día queremos celebrar en nuestra mesa familiar el verdadero propósito de tu Venida. Te aceptamos con gozo como el Redentor de nuestra naturaleza caída, y aceptamos hoy la invitación de tu Salvación, porque sabemos que Tú, que vives para siempre, naciste en tu inmensa humildad en un pesebre, pero un día reinarás sobre el mundo, y ante Ti se doblará toda rodilla. Amén.

¡Te bendigo! Pastor Antonio Trejo