“Y se fue la mujer, y cerró la puerta encerrándose ella y sus hijos; y ellos le traían las vasijas, y ella echaba del aceite”
(2ª Reyes 4:5-7)
▲ Si tuviéramos
suficiente fe en las promesas bíblicas,
la provisión de Dios siempre llenaría nuestras
vasijas vacías
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Hoy
quiero contarte una historia de la
Biblia sobre una mujer que había sido
esposa de un profeta, pero éste había muerto y la
familia había quedado desprotegida, sin nadie que trabajara para procurar su
sustento.
El versículo de
hoy nos enseña claramente que Dios magnifica su bondad con su poder. El Señor,
por medio del profeta Eliseo, puso a la viuda en la senda para pagar su deuda,
y mantenerse ella y su familia. Esto fue hecho a través de un milagro, pero el
acontecimiento sirvió también para mostrar cuál es el mejor método para ayudar
a los que están afligidos: ayudarles a mejorar lo poco que tienen con su propia
laboriosidad. Nota entonces que el aceite, enviado por milagro, siguió fluyendo
mientras ella tuvo vasijas vacías en qué recibirlo. Esto debe enseñarnos que
nosotros nunca estamos estrechos en Dios o en las riquezas de Su gracia; toda
nuestra estrechez está en nosotros mismos.
Lo que falla es
nuestra fe, no las promesas de Dios. Él da más de lo que pedimos: si hubiera
más vasijas hay suficiente provisión en Dios para llenarlas; suficiente para
todo, suficiente para cada uno. Para cuando finalmente llegaron
los acreedores a llevarse a sus
dos hijos como esclavos en pago
de las deudas contraídas, encontraron que la situación de la mujer
viuda había cambiado milagrosamente. El relato bíblico nos dice que Eliseo le
pidió a la viuda que se encerrara con sus hijos en su casa, y algo
maravilloso ocurrió en la habitación donde se
encontraban: las vasijas comenzaron a llenarse
de aceite, y con ese aceite la mujer
pagó la deuda que tenía y le
sobró para procurarse su sustento y el de sus hijos. Así es como
el Señor quiere obrar en tu vida, y es Su voluntad que
creas que aunque hoy tengas poco, Él
te proveerá abundantemente.
Oración:
Señor Jesús, en
este día sé que a pesar de que yo tenga poco, poniendo mi confianza en ti, Tú
me colmarás de bendiciones y prosperidad. Lo declaro en tu maravilloso nombre,
amén.
¡Te bendigo! Pastor Antonio Trejo