“Fortaleceos con todo poder conforme a la potencia de su gloria, para toda paciencia y longanimidad”
(Colosenses 1:11)
▲ La paciencia es
fundamental en la vida de todo creyente
que desee ver las bendiciones de Dios hechas
realidad
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Hoy
quiero hablarte de una virtud que es
fundamental desarrollar en el carácter del cristiano: la paciencia. Se la
define como la capacidad de soportar con resignación todo tipo de molestias y
cargas; es la capacidad de saber esperar y contenerse. En el contexto bíblico,
la paciencia implica tolerancia, la aptitud de soportar algo sin alterarse; la
facultad de saber esperar cuando algo se desea mucho, y está asociada también a
la resistencia ante la adversidad y la fuerza para tolerar a otros.
La importancia
de la paciencia reside en que resulta necesaria para poder recibir las promesas
de Dios, como queda expresado en Hebreos 6:12 y 10:36: “… a fin de que no os
hagáis perezosos, sino imitadores de aquellos que por la fe y la paciencia
heredan las promesas”; (…) porque os es necesaria la paciencia, para
que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa”.
Podemos deducir entonces que la virtud de la paciencia es fundamental en la
vida de todo creyente que desee ver las bendiciones de Dios hechas realidad.
Cultivar el don
de la paciencia es también necesario para poder tolerarnos unos a otros, como
se lee en Efesios 4:2: “Con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a
los otros en amor”. La paciencia implica además perseverar a pesar
de los obstáculos, dominarse a sí mismo, y no dejarse perturbar por ninguna
adversidad. Esto podemos verlo claramente en dos ejemplos bíblicos: uno que
demostró una paciencia a prueba de todo fue Job, y gracias a su ello fue
recompensado por Dios, y recibió consolación. Pero en el extremo opuesto,
el rey Saúl fue impaciente y fue castigado por su desobediencia y falta de
paciencia, y fue desechado como rey.
No olvidemos
por otra parte que la paciencia es un fruto del Espíritu Santo: “Mas el fruto del
Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre,
templanza”. Ahora nos podemos preguntar, ¿cómo hago para
desarrollar la paciencia en mi carácter? La respuesta la encontramos en las
Escrituras: “Y
no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que
la tribulación produce paciencia” (Romanos 5:3); “sabiendo que la prueba
de vuestra fe produce paciencia” (Santiago 1:3). Como puedes ver,
la paciencia está íntimamente relacionada con la forma en que enfrentamos
las adversidades y las cargas de todos los días.
La carrera
cristiana es larga y necesitamos paciencia para poder concluirla. Recordemos
entonces que nuestro Padre es un Dios de paciencia: “Porque las cosas que se escribieron
antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la
paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza. Pero el
Dios de la paciencia y de la consolación os dé entre vosotros un mismo sentir
según Cristo Jesús” (Romanos 15:4-5). Entonces nos propongamos hoy
a desarrollar la paciencia y seamos pacientes para con los demás, porque Dios
lo es con nosotros. De esta manera podremos alcanzar las promesas contenidas en
las Escrituras.
Oración:
Señor Jesús, Tú que eres el ejemplo de toda paciencia, ayúdanos en
este día para poder desarrollar ese fruto del Espíritu en nuestro carácter,
para poder alcanzar las bendiciones y ser ejemplos de vida. Amén.
¡Te bendigo! Pastor Antonio Trejo