lunes, 17 de diciembre de 2012

La delicia del justo



“Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado; sino que en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de noche”

(Salmos 1:1-2) 
La delicia del justo está en el estudio y aplicación
de la Ley del Todopoderoso en su vida

El Salmo 1 sirve como introducción o presentación de las cinco colecciones de poemas que forman el Libro de los Salmos. En sus primeros versículos, nos encontramos con el desafío de los dos estados del hombre: el de aquel que se ha rendido a Dios, y el de aquellos que no lo toman en cuenta, o peor aún, de los que actúan en contra de Él.

En esta maravillosa porción de la Escritura, se nos muestra como la base de nuestra vida cristiana el conocimiento de la Palabra de Dios, y la felicidad del hombre que con todo su corazón ajusta su vida según lo que encuentra en la Palabra. En los versículos de hoy vemos algo de su carácter, su influencia, su conducta y su destino, y podemos agregar que nos describe el perfil de dos clases de hombres: los que temen a Jehová y los que viven como si Dios no existiera.

 En el primer versículo del Salmo 1 se nos muestra tres tipos de desobedientes: “los malos”, es decir los que no toman en cuenta a Dios, pero que no están entregados totalmente al mal. “Los pecadores” son los hombres que no hacen cosas buenas, sino malas. Los malos están sin Dios; pero los pecadores añaden malas acciones o transgresiones abiertas, como los vicios y los malos hábitos de vida. Los “escarnecedores” por su parte son los que se burlan de las cosas de Dios; disfrutan al intentar desviar de su camino a los que tienen fe, utilizando argumentos falsos y mentirosos, y quieren hacer aparecer al pecado como algo atractivo.
También en el versículo 1 se nos muestra tres grados de conducta mala: “el malo”, el que aconseja a otros a que anden como él anda; es el que no se preocupa y se considera libre de las prohibiciones que le imponen las Escrituras.  “El pecador” es el que no cumple con las leyes divinas: se emborracha, roba, miente, asesina y persiste en su error. “El escarnecedor” se siente feliz con los que se burlan de Dios y de su Ley, y muchas veces es el que incita y entrena a otros para que hagan el mal.

En el versículo 2, por oposición, se resalta la conducta del hombre que busca al Señor, beneficiándose de lo que le enseña la Palabra. Es el creyente que pone mucho interés en las enseñanzas de Dios y se goza en sus preceptos. Su delicia está en el estudio de la Ley del Todopoderoso, que  ha llegado a ser la regla de su vida. Abre su Biblia para encontrarse con su Amigo más de cerca y para aprender algo más de Él. Tiene íntima comunión con el autor de la Biblia y medita en lo que lee en cada momento, día y noche. 

Para terminar, podemos resumir la enseñanza de los primeros versículos de los Salmos reiterando la Escritura: “Bienaventurado, feliz el hombre que no anduvo en consejos de los malos, sino que en la ley del Señor se deleita, y día y noche medita en ella”. Este es el hombre y la mujer que tú debes aspirar a ser; ¡hoy te animo a que tomes esta enseñanza y la apliques a tu vida, y verás cambios poderosos que sólo Dios puede lograr!

Oración: 

Señor Jesús, hoy te agradecemos por mostrarnos que tu maravillosa Palabra nos conduce por el camino de la vida y del bien, y que encontramos en ella nuestra delicia, que es nuestra voluntad y anhelo de obedecer, por amor a tu Nombre. Amén. 

 ¡Te bendigo! Pastor Antonio Trejo