miércoles, 7 de noviembre de 2012

La paz de Cristo



“La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón,  ni tenga miedo”
 (Juan 14:27)
▲ ¡Hoy es el día de dejar entrar la paz de Dios en tu vida y en tu hogar!

Un cristiano que haya realmente experimentado en su vida la presencia del Señor, sabe que nada en el mundo se compara con la paz que sólo El puede brindar.

Necesitas la paz que sólo Dios (como dice nuestro devocional) te puede dar. Los afanes en los que se debate el mundo moderno, testimonian que ninguno de los modelos de “paz” que se ha inventado para sí el hombre resulta suficiente para aplacar su mente. Jesús dijo: La paz os dejo, la paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da”· Si te sientes decepcionado y vacío luego de buscar aquí y allá tu tranquilidad interior, y no la encontraste en ninguna forma de meditación o filosofía del mundo, este es el momento de entregar tus cargas a Dios. El Señor Jesús te dice: “Venid a mí los que están cargados y trabajados, que yo los haré descansar” (Mateo 11:28).

En contraste con las citas bíblicas mencionadas, en el capítulo 57 del Libro del profeta Isaías, en el versículo 21, se nos aclara que “No hay paz, dijo mi Dios, para los impíos”. Esto es así porque Dios ha creado la conciencia del ser humano de tal manera que nunca tendrán verdadera paz los que viven en pecado. Mientras pequen, sus vidas serán como un mar tempestuoso, lejos de la presencia de Dios, quien no obstante desea que se arrepientan y sean salvos.

Si hoy sientes que tu mente ha perdido el sentido del equilibrio, y que tu cuerpo está cansado por las tensiones del trabajo, del hogar, o de las deudas, recuerda que tienes un Dios poderoso que te libera de una carga pesada y te deja una carga ligera y tolerable. Hoy es el día de dejar entrar la paz de Dios en tu vida y en tu hogar.

Oración: 

Señor, Tú nos has hablado hoy al corazón, invitándonos a entregarte todas nuestras cargas. Hoy aprendimos que sólo Tú tienes palabras de vida y de gozo en el Espíritu, y que se regocijará con tu consuelo todo aquel que acuda a Ti. Amén.

¡Te bendigo! Pastor Antonio Trejo