“Y yo dije: ¡Ah! ¡Ah, señor Jehová! he aquí, no sé hablar, porque soy niño. Y me dijo Jehová: no digas: soy un niño; porque a todo lo que te envíe irás tú y dirás todo lo que te mande”
(Jeremías 1:6,7)
▲ Dios tiene un plan para cada uno y cambia
nuestra visión para que podamos concretarlo |
Al momento de su llamamiento, el gran profeta
Jeremías se tenía a sí mismo por poca cosa. Y cuántas personas habrá que se
sienten así de inseguras en muchas áreas de su vida, y por esta razón no
emprenden nada y les cuesta arrancar en sus proyectos. Antes de que naciera
Jeremías, Dios había determinado que sería un profeta: “Antes que te
formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te
di por profeta a las naciones” (lee Jer. 1:5).
Los creyentes sabemos por pasajes como éste, que
el Señor tiene un plan para cada persona, y que Su anhelo es que vivan conforme
a Su voluntad y permitan que El cumpla Su propósito en ellas. Sin importar cuál
sea la tarea de uno en la vida, siempre Dios promete Su presencia y Su ayuda si
permanecemos firmes en la fe.
Jeremías era apenas un joven en el momento de su
llamamiento. Se vio víctima de la ansiedad y el temor ante el imponente
pensamiento de darles el mensaje del Señor a los ancianos de Judá (lee Jer.
1:7). Pero Dios también le hizo saber que estaría con él y que lo capacitaría
para que cumpliera su misión. Y leyendo más adelante del pasaje citado, en el
versículo 9, vemos que el Señor le asegura al profeta que su mensaje sería
inspirado y que sus palabras serían las palabras de Dios.
Lamentablemente, la inseguridad y el menoscabo
de la propia persona también son muy comunes en nuestros días. A nivel
sentimental algunos se plantean: “A mí nadie me ama, me voy a quedar solo/a
para toda la vida”. Pero reflexionando
en la Palabra de hoy, quiero que sepas cómo Dios te ve a ti. Le dijo a
Jeremías, “No digas: soy un niño”. El Señor tiene una visión distinta a
la nuestra, y cuán alentador es saber que vamos a poder salir adelante con Su
respaldo. Así que no te veas en fracaso y empieza a declarar la
Palabra: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. ¡Empecemos
hoy a mirarnos como el Señor nos ve: como vencedores!
Oración: Señor, en este día te pido que cambies mi
visión; si hasta hoy me sentía menos que los demás y con baja autoestima, desde
este día modificaré mi forma de ver las cosas y para tu gloria me veo
caminando en victoria. En el nombre de Jesús. Amén.
¡Te bendigo! Pastor Antonio Trejo