“Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria
que ha vencido al mundo, nuestra fe”
(1 Juan 5:4)
▲ ¡No permitas que las preocupaciones
diarias
apaguen el fuego de la fe que Dios
ha encendido en ti!
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Claro que la mujer se refiere a una vida llena de preocupaciones en la
que Dios no tiene el primer lugar que se merece. En este sentido debemos
preguntarnos, ¿en qué estamos empleando nuestro tiempo? ¿Cuál es el
propósito de nuestra carrera de todos los días? ¿Estamos queriendo
resolver todo a nuestra manera, o estamos entregando todo en las manos de Dios,
convencidos de que Él tiene el tiempo exacto para cada cosa? ¿Estamos
permitiendo que la llama del Espíritu se apague mientras buscamos
resultados inmediatos?
Cuando estamos ligados al Señor en el propósito de buscar Su voluntad, aun
cuando andemos despacio podemos creer que llegaremos a tiempo a
nuestro destino. Él sabe el mejor camino, la mejor manera de andar por
él, los momentos de parar y descansar, y tiene preparado el trofeo de sus
bendiciones esperándonos en la meta. No debe preocuparnos quién llegará primero, pues, todos los que
confían en Él recibirán el premio preparado para los vencedores. El vencedor no
es el que corre más, sino el que cree en el Señor. ¡Quien tenga fe
cruzará la meta con la victoria asegurada!
Oración:
Te pedimos Señor que nos ayudes en este día en
nuestro caminar en la fe, para que los problemas diarios no apaguen la antorcha
de tu Espíritu, confiados en que tu fuego seguirá ardiendo en nuestro corazón
hasta llegar a la meta. Amén.
¡Te bendigo! Pastor Antonio Trejo