“Quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo”
(Juan 17:24)
La presencia
eterna del Señor Jesús será
la fuente de una felicidad y de un gozo
indescriptibles
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El mensaje de nuestro devocional de hoy ha servido de motivación y esperanza para los primeros cristianos, y no ha perdido vigencia en nuestros días, en los que el regreso de nuestro Salvador se convierte en una realidad cada vez más cercana. Este es el mensaje que queremos compartir en estas Pascuas.
El regreso del
Señor Jesucristo es una verdad que nos enseña la Biblia. Y no es menos
importante que esa verdad sea una viva esperanza para cada creyente. El Señor
desea que lo esperemos para verlo y estar para siempre con Él.
Estar con el
que tanto nos amó hasta dar su vida por nosotros, ¿no es un motivo suficiente
para esperarle ardientemente? Por eso debemos estar atentos a todo lo que pueda
empañar ese encuentro único con nuestro Salvador cuando Él regrese, cuidando
que nuestra conducta sea lo más piadosa posible.
Cierta vez el
apóstol Pablo fue arrebatado hasta el tercer cielo, el paraíso. Allí oyó
palabras que nunca habían sido escuchadas, palabras que el lenguaje humano no
puede expresar (2 Corintios 12:2-5). Así comprendemos que la presencia del
Señor Jesús resucitado y glorificado será la fuente de una felicidad y de un
gozo indescriptibles y siempre renovados.
Jesús mismo
desea tener junto a Él a todos los suyos; tanto los que le han creído a Dios
antes de la cruz, como los que fuimos rescatados después de su Resurrección. Él
mismo dijo que ascendía al cielo a prepararnos un lugar en el cual estará junto
a nosotros por siempre. ¡Te animo hoy a que esperes en esa maravillosa promesa!
Oración:
en este día oramos para que el Señor avive nuestro
anhelo por Él, para que esperemos su regreso de una manera especial que
cambiará nuestras vidas. Amén.
¡Te bendigo!
Pastor Antonio Trejo