“Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento”
(Salmos 23:4)
▲ Aunque no
veamos a nuestro Salvador con
nuestros ojos, Él siempre está cerca de nosotros
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Este versículo
es uno de los salmos más amados y siempre ha servido de consuelo a los que
encaran situaciones de peligro de muerte, como las personas que sufren de una
enfermedad incurable.
Pero la
promesa de este versículo no se limita solamente a los que sienten que están en
peligro de muerte. Es una promesa para cada ser humano, porque, aunque nos
cueste aceptarlo, todos somos viajeros en el camino hacia la morada eterna.
Sabemos que la muerte es un destino inevitable.
El versículo
citado habla del “valle de sombra de muerte”. Y aquí debemos tener en cuenta
que la sombra es el resultado de una luz que cae sobre un objeto. Por eso, para
el cristiano, la sombra en el valle de la muerte es en realidad una evidencia
de que Jesús, la “luz del mundo” (Juan 8:12), no está lejos. ¡Qué bello es
entonces el pensamiento de que aunque no veamos a nuestro Salvador con nuestros
ojos, Él siempre está cerca de nosotros!
Esto significa
que aunque a veces sintamos que estamos solos, mientras marchamos por el camino
de la vida, no lo estamos en realidad. El que prometió no dejarnos ni
desampararnos (lee Hebreos 13:15), no está en realidad lejos de nosotros
(Hechos 17:27).
El sentimiento
de soledad no es algo que solamente podamos sentir tú o yo. La mayoría de los
seres humanos lo experimentan en una u otra ocasión. El mismo Jesús lo
experimentó. Se sintió abandonado en el Jardín del Getsemaní, cuando todos los
discípulos lo dejaron y huyeron (Mateo 26:56). Y se sintió aún más abandonado en la cruz, cuando estaba rodeado de
tinieblas, cuando le preguntó al Padre por qué lo había abandonado (Mateo
27:46). ¡Pero Dios no lo había abandonado! Tampoco Jesús nos abandonará a
nosotros.
En un día
nublado, aunque las nubes oculten el Sol, no significa que el sol no esté
brillando detrás de las nubes. De la misma forma, aunque nuestra vida se vea
oscurecida por los problemas, recuerda que detrás de las nubes el sol brilla.
¡Y nunca olvides que la misma sombra que parece tan temible es en realidad una
prueba de que Jesús, la luz del mundo, está cerca!
Oración:
En este día nos fortalecemos con la promesa que el Señor nos dejó en
su Palabra, que aunque nuestra vida parezca naufragar en un mar de angustia, Él
estará con nosotros para alentarnos a seguir adelante. Amén.
¡Te bendigo! Pastor Antonio Trejo