viernes, 9 de noviembre de 2012

Vivir sin ansiedad (II)



“Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad”

(Filipenses 4:7-9)

Si aprendemos a evaluar lo que realmente merece nuestra atención, 
entonces nuestras emociones cambiarán junto con nuestras acciones

En los pasajes bíblicos que analizamos hoy, Dios quiere enseñarnos a vencer la ansiedad: Él nos da dos instrucciones en estos versículos, y luego nos promete que si las seguimos, su paz estará con nosotros.

“Sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias”: la primera instrucción divina nos enseña que la oración cambia la congoja en confianza. Dios nos llama a transformar nuestra inquietud en confianza, compartiendo con Él las preocupaciones que nos pesan. Esto puede resultarnos difícil, aprender a dejar nuestras preocupaciones en las manos del Señor. A veces oramos, le pedimos a Dios que nos ayude, y después de cinco minutos estamos otra vez desesperados. Pero, si queremos escapar de la trampa de la ansiedad, tenemos que aprender a confiar en nuestro Padre amoroso.

Ocurre que no queremos soltar el control de las cosas, y como consecuencia nos quedamos atrapados en nuestra ansiedad. Pero cuando aprendemos a dejar nuestras preocupaciones en las manos de Dios, podemos disfrutar de la alegría que sólo Él nos da. La oración es esencial para nuestra salud emocional. Tratar de vivir en victoria como creyentes sin orar es como tratar de vivir sin respirar. Cuando oramos en confianza, de corazón, con gratitud, Dios nos promete bendecirnos con su paz.

“Todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad”. En este segundo precepto, podemos ver que los pensamientos piadosos producen obras de paz. Estos versículos nos enseñan la importancia de la dirección que deben tomar nuestros pensamientos; no debemos permitir que la corriente de este mundo determine la dirección de cuanto pasa por nuestra mente.

Dios nos llama a otra manera de pensar. Dice, "Consideren bien..." Dios nos está llamando a una vida mental activa, para empeñarnos en pensar en cosas que merecen nuestra atención. La realidad es que nuestros pensamientos determinan nuestras acciones y nuestras emociones. Si aprendemos a evaluar lo que realmente merece nuestra atención, entonces nuestras emociones cambiarán, y nuestras acciones también. Amigo lector, quiero decirte que una vida de alegría no es imposible de alcanzar. Si dejas que las enseñanzas del Señor tomen el control de tu vida, podrás experimentar la paz que sobrepasa todo entendimiento. No trates de resolver tus problemas solo; ¡deja que Dios te enseñe a vencer la ansiedad!

Oración

En esta mañana queremos aprender a entregar nuestra vida al control de nuestro Padre celestial, comprendiendo que sólo Cristo puede darnos el poder para vivir en victoria sobre la ansiedad, y sobre toda otra debilidad humana. Amén. 

¡Te bendigo! Pastor Antonio Trejo