“Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad”
(Filipenses 4:7-9)
Si aprendemos a evaluar lo que realmente
merece nuestra atención,
entonces nuestras emociones cambiarán junto
con nuestras acciones
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En los pasajes bíblicos que analizamos hoy, Dios
quiere enseñarnos a vencer la ansiedad: Él nos da dos instrucciones en estos
versículos, y luego nos promete que si las seguimos, su paz estará con
nosotros.
“Sean conocidas vuestras peticiones delante de
Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias”: la
primera instrucción divina nos enseña que la oración cambia la congoja en confianza.
Dios nos llama a transformar nuestra inquietud en confianza, compartiendo con Él
las preocupaciones que nos pesan. Esto puede resultarnos difícil, aprender a dejar
nuestras preocupaciones en las manos del Señor. A veces oramos, le pedimos a
Dios que nos ayude, y después de cinco minutos estamos otra vez desesperados. Pero, si queremos
escapar de la trampa de la ansiedad, tenemos que aprender a confiar en nuestro
Padre amoroso.
Ocurre que no queremos soltar el control de las
cosas, y como consecuencia nos quedamos atrapados en nuestra ansiedad. Pero
cuando aprendemos a dejar nuestras preocupaciones en las manos de Dios, podemos
disfrutar de la alegría que sólo Él nos da. La oración es esencial para nuestra
salud emocional. Tratar de vivir en victoria como creyentes sin orar es como
tratar de vivir sin respirar. Cuando oramos en confianza, de corazón, con
gratitud, Dios nos promete bendecirnos con su paz.
“Todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo
lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay
virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad”.
En este segundo precepto, podemos ver que los pensamientos piadosos producen obras de paz.
Estos versículos nos enseñan la importancia de la dirección que deben tomar
nuestros pensamientos; no debemos permitir que la corriente de este mundo
determine la dirección de cuanto pasa por nuestra mente.
Dios nos llama a otra manera de pensar. Dice, "Consideren
bien..." Dios nos está llamando a una vida mental activa, para
empeñarnos en pensar en cosas que merecen nuestra atención. La realidad es que
nuestros pensamientos determinan nuestras acciones y nuestras emociones. Si
aprendemos a evaluar lo que realmente merece nuestra atención, entonces
nuestras emociones cambiarán, y nuestras acciones también. Amigo lector, quiero
decirte que una vida de alegría no es imposible de alcanzar. Si dejas que las
enseñanzas del Señor tomen el control de tu vida, podrás experimentar la paz
que sobrepasa todo entendimiento. No trates de resolver tus problemas solo; ¡deja
que Dios te enseñe a vencer la ansiedad!
En esta mañana queremos aprender a entregar
nuestra vida al control de nuestro Padre celestial, comprendiendo que sólo
Cristo puede darnos el poder para vivir en victoria sobre la ansiedad, y sobre
toda otra debilidad humana. Amén.
¡Te bendigo! Pastor Antonio Trejo