“Ten misericordia de mí, oh Jehová, porque estoy en angustia; se han consumido de tristeza mis ojos, mi alma también y mi cuerpo”
(Salmo 31:9)
Cuando
tu dimensión espiritual está mal, necesariamente afectará tu vida emocional y física |
Por
el salmo que compartimos hoy, conocemos que el rey
David estaba pasando una etapa muy difícil en su vida, y se nos muestra que el
dolor y la angustia estaban terminando con los años de su vida.
Debemos
notar que el dolor y el lamento consumen los años de vida, y también que la
tristeza acaba con las fuerzas anímicas y tu cuerpo se debilita. ¡Y pareciera
que cada vez más, la gente se encuentra en esta situación! El dolor puede tener
su origen en la pérdida de un ser querido, en una traición, en una enfermedad,
etc., y ese dolor produce la angustia que comienza a consumir los años de tu
vida.
Como
se nos muestra en el salmo de nuestro devocional, la tristeza y el sentido de
la pérdida de algo valioso para nosotros pueden debilitar nuestras fuerzas y
nuestras ganas de vivir. Este salmo fue escrito por David en los terribles
meses que siguieron a su pecado de adulterio y asesinato. Su conciencia lo
atormentaba con crueldad y sufría las consecuencias terribles de su pecado.
Algunos salmos sugieren la idea de que, en ese tiempo, David no fue atormentado
solamente por la culpa, sino también por la lepra.
Hay
enfermedades físicas que son el fruto de una conciencia culpable. Recordemos al
paralítico que sanó Jesús; el Maestro le dijo: "Hijo, tus pecados te
son perdonados" (lee Mateo 9:2). La multitud no entendía.
Creían que el paralítico necesitaba ser curado y no perdonado. No lograron ver
la relación entre la vida espiritual y la vida física. Jesús entonces enfatizó
esa relación, al decir: "Para que sepáis que el Hijo del hombre tiene
potestad en la tierra de perdonar pecados [...]: Levántate, toma tu lecho y
vete a tu casa".
Y
en el salmo de hoy, David afirma justamente este concepto de la unidad del ser
humano: "Se han consumido de tristeza mis ojos, mi alma también y mi
cuerpo". Alma y cuerpo. La dimensión espiritual está unida a
la vida física del hombre. Inútilmente trata el ser humano de estar bien de un
lado, sin tener en cuenta el otro. Mente, corazón y cuerpo no pueden ser
divididos: cuando la vida espiritual anda mal, necesariamente afecta la vida
emocional y física.
Por
eso, tú confía siempre en la misericordia y el perdón de Dios y hoy, si
algo está afectando tu alma o tu cuerpo, ora en tu corazón: "Ten misericordia
de mí, oh Jehová, porque estoy en angustia; se han consumido de tristeza mis
ojos, mi alma también y mi cuerpo”. Hoy te aliento a que eches la tristeza fuera de tu
vida y confíes en Dios. El Señor te promete en su Palabra que hará huir la
tristeza de tu vida y se convertirá en la fuente de tu gozo. ¡Te aliento en
este día a que eches fuera la tristeza, que confíes en que a tu vida van a
venir nuevas fuerzas, y volverá a brotar nuevamente la alegría!
Señor, este día acepto tu perdón, para que seas Tú mi consuelo y para que la tristeza se vaya de mi vida. Deseo renovar mi alma y mi cuerpo en los ríos de vida que tienes disponible para los que te buscan. Amén.
¡Te bendigo! Pastor Antonio Trejo